En el trasfondo del Evangelio de hoy palpita la experiencia,
ardua y gozosa a la vez, del apostolado de los primeros discípulos de Jesús que
comprobaban cómo el Evangelio era acogido con entusiasmo por muchos aunque se
produjeran también rechazos. Esta esperanzadora alegría que no se desanima ante
las resistencias que la ceguera y debilidad humana presentan, acompañó y
acompañará siempre a los cristianos de todos los tiempos.