Pentecostés nos llena de esperanza: tenemos a Dios en el corazón. Con el seremos fieles a nuestra vocación cristiana. Acompaño mis reflexiones.
Los Apóstoles no debieron comprenderlas. ¿Podría haber una situación mejor que la que experimentan desde la Resurrección? Jesús glorioso se muestra a ellos con frecuencia, les vuelve a explicar todo lo que habían aprendido en su vida pública, están asombrados y gozosos ante la nueva situación. Sin embargo, el Señor les habla de su próximo tránsito al Cielo, que celebramos el domingo pasado, y les insiste en esa conveniencia pues, cuando reciban al Espíritu Santo, estarán en una situación inmejorable.