ACTUALIDAD

viernes, 26 de septiembre de 2025

El día del Señor: domingo 26 del T.O. (C)

 

El Señor nos invita a vivir la templanza para contrarrestar la asfixia de bienestar material que nos rodea. Acompaño varias reflexiones.

Hay que comer para vivir y no vivir para comer como el rico Epulón del que nos habla Jesús, el cual parece que no tiene otro dios que el vientre y no piensa "más que en las cosas de la tierra" como se quejaba S. Pablo (Cf Flp 3,19).

Este modo de conducirse va embotando poco a poco la conciencia volviéndola torpe y casi incapaz para los bienes del espíritu: "El hombre animal no capta las cosas del Espíritu de Dios; para él son necedad. Y no las puede entender, porque sólo pueden ser juzgadas espiritualmente" (1 Cor 2,14).

sábado, 20 de septiembre de 2025

El día del Señor: domingo 25 del T.O. (C)


El Señor nos pide un estilo de vida serio y alegre basado en la honestidad y en el respeto a los demás. Esa es la prudencia cristiana. Acompaño varias reflexiones.

"¿Por qué puso el Señor esta parábola?, se preguntaba S. Agustín. No porque el siervo aquel fuera un modelo a imitar, sino porque fue previsor para el futuro, a fin de que se avergüence el cristiano que carece de esta determinación".

Quiere el Señor que pongamos en los asuntos de nuestra alma, el empeño, la ilusión y la habilidad que muchos ponen en lo que les interesa, en lo que les es más entrañable y querido. El cristiano no debe tener un tiempo para Dios y otro para los negocios de este mundo, no debe tener "dos señores" sino solamente uno y a Él hay que servir, también en los afanes diarios, con toda el alma. "Escucha Israel: el Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón... Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria, se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado" (Dt 6,4-7).

domingo, 14 de septiembre de 2025

El día del Señor: domingo 24 del T.O. (C)

La parábola del hijo pródigo pone de relieve la realidad asombrosa de nuestra filiación divina: Dios es mi Padre y me cuida como hizo con los dos hijos de la parábola. Acompaño varias reflexiones

Todo conocimiento de Dios ha de arrancar de esta gozosa realidad: Dios es mi Padre. Un Padre que no se incomoda con la inconsciencia y las debilidades humanas, sino que está siempre dispuesto a abrir sus brazos paternales a sus hijos rebeldes o protestones.

Detengámonos un poco en esta consoladora realidad al hilo de esta soberbia parábola que acabamos de escuchar centrando nuestra atención en el comportamiento del Padre con estos dos hijos, porque en ella Jesús nos ofrece un retrato fiel del Corazón de Dios. Lo primero que llama la atención es que el amor del Padre por sus hijos es total. Total y absoluto, como se observa tanto en el diálogo con el mayor que ha vivido protegido por ese amor sin valorarlo, como en su comportamiento con el menor. El mayor está a su lado, ciertamente, pero lo que en el fondo desea es divertirse con sus amigos. El menor ha tirado la mitad de la hacienda y perdido la dignidad.

viernes, 5 de septiembre de 2025

El día del Señor: domingo 23 T.O. (C)


En el comienzo de un nuevo curso pedimos al Señor que nos contagie su ilusión de que seamos plenamente cristianos. Acompaño varias reflexiones. 
Una de las cosas que separa al cristianismo de cualquier ideología es la adhesión a la persona de Jesucristo, prefiriéndola a cualquier otra criatura, incluso a la propia vida. Mientras los que siguen la doctrina de Aristóteles, Kant, Hegel, o cualquier otro pensador, la persona de éste no interesa, o interesa en la medida en que pueda ayudar a una mejor comprensión de sus propuestas, en el cristianismo la persona de Jesucristo es lo nuclear, la verdad, el camino, la vida (Cf Jn 14,6). Dios ha salido al encuentro del hombre para establecer una alianza con él. Dios busca un trato de corazón a corazón.