El escritor Jon Juaristi denunciaba ayer en un importante artículo publicado en el diario ABC la “maternal comprensión” que la profanación de la capilla del Campus de Somosaguas de la Universidad Complutense ha encontrado en “un periodismo teóricamente democrático”. Un hecho que no puede contemplarse sino con profunda preocupación y que debemos denunciar con claridad. Como destaca Juaristi en su artículo,”la fantochada de Somosaguas es equivalente a las alegres profanaciones de cementerios judíos franceses como el de Carpentras, que preludiaron ataques terroristas a sinagogas y derivaron finalmente en una situación de acorralamiento de los judíos por la izquierda antirracista. Tales hechos -señala- no se produjeron bajo un régimen pronazi, sino en una democracia, y si no han llegado más allá es porque en Francia este tipo de delitos preocupan por igual a todos los demócratas, judíos y gentiles, conservadores y progresistas, y la prensa, aun la más progre, se cuida mucho de reírles las gracias a los nuevos antisemitas y negacionistas de la extrema izquierda”.
De otra parte y en relación con este mismo asunto, continuá la campaña emprendida por representantes de la comunidad universitaria para la recogida de firmas de profesores, alumnos y personal no docente de la Universidad en apoyo de la llamada Declaración de Somosaguas, por la que se condenan los hechos del 10 de marzo y se expresa el deseo “de que la Universidad sea un espacio de libertad y concordia donde se respeten todos los derechos legítimos que reconoce nuestra Constitución”. En la misma declaración se solicita que “las autoridades académicas de la Universidad Complutense adopten las medidas disciplinarias oportunas para que no quede impune lo sucedido ni sea manchado, con ese tipo de comportamientos, el buen nombre y trabajo de esta comunidad universitaria”.
Para firmar la Declaración de Somosaguas: pinchar aquí.
Leer en esta misma página “Cuestión de libertad”.
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PROFESIONALES POR LA ÉTICA
La reacción del Arzobispado es muy buena. Lo preocupante es la tibia reacción de las autoridades académicas y públicas. Hay que exigir el respeto para todos.