No se trata de instrumentalizar la cultura sino de apelar a los recursos espirituales y no tener miedo
La conversación sobre la presencia de los cristianos en el debate público de nuestro país se ha convertido en una extraordinaria ocasión para reflexionar sobre temas que atañen profundamente a la comprensión que el cristiano tiene de sí mismo y de su quehacer.
El debate ha ido girando desde el papel de los cristianos en la vida pública, entendido especialmente en términos de guerra cultural o de batalla por el relato, hacia la positiva aportación de los cristianos en los ámbitos de la familia, la educación o el pensamiento, en el contexto de la actual crisis postmoderna.