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sábado, 1 de noviembre de 2025

Los fieles difuntos

  
   En este mes de noviembre la Iglesia nos invita con más insistencia a rezar y a ofrecer sufragios por los fieles difuntos del Purgatorio. Con estos hermanos nuestros, que "también han sido partícipes de la fragilidad propia de todo ser humano, sentimos el deber -que es a la vez una necesidad del corazón- de ofrecerles la ayuda afectuosa de nuestra oración, a fin de que cualquier eventual residuo de debilidad humana, que todavía pudiera retrasar su encuentro feliz con Dios, sea definitivamente borrado" [1].

   En el Cielo no puede entrar nada manchado, ni quien obre abominación y mentira, sino sólo los escritos en el libro de la vida [2]. El alma afeada por faltas y pecados veniales no puede entrar en la morada de Dios: para llegar a la eterna bienaventuranza es preciso estar limpio de toda culpa. El Cielo no tiene puertas -escribe Santa Catalina de Génova-, y cualquiera que desee entrar puede hacerlo, porque Dios es todo misericordia y permanece con los brazos abiertos para admitirlos en su gloria.