ACTUALIDAD

domingo, 12 de febrero de 2017

El día del Señor: domingo 6º del T.O. (A)

Jesús no viene a destruir la ley mosaica sino a que se cumpla de corazón y no se quede en la letra, en pura formalidad. "Dichosos los que caminan en la voluntad del Señor... enséñame a guardarla de todo corazón" (S. Resp.). El Maestro nos ofrece varios ejemplos que aluden a vivir con cristiana rectitud.
"Si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo que tu hermano tiene quejas contra ti..." La intención de estas palabras no suscriben el manido reproche: ¡menos comulgar y más preocupación por los demás! De hecho, si no pudiéramos asistir a la Sta. Misa mientras alguien tiene algo contra nosotros, no iríamos nunca. Siempre habrá personas a quienes o hemos hecho ningún daño pero no nos pueden ver, bien por nuestras creencias religiosas, nuestras ideas políticas, artísticas..., o cualquier otro motivo. Y siempre habrá también personas a quienes hemos inferido algún daño, les hemos pedido perdón y reparado el daño, pero ellas no quieren perdonar; esto es, tienen todavía algo contra nosotros.

Es un llamamiento apremiante a vivir con plenitud la fe cristiana el que atraviesa todas estas enseñanzas del Sermón de la Montaña. Importante es la Sta. Misa, viene a decir Jesús, pero si cuando vas a Ella recuerdas..., la mejor ofrenda que me puedes hacer es llevarte bien con los demás. ¡La mejor ofrenda: el amor hecho de cientos de detalles de servicio, de pasar por alto a quienes te tratan a diario impertinencias y desdenes. Amor que brilla con una luz cegadora, justamente, en la Sta. Misa, donde Cristo ha entregado su vida -Cuerpo y Sangre- por todos nosotros.
De ahí que la S. Escritura nos advierta: "Si alguien dice: ‘Amo a Dios’, y aborrece a su hermano, es un embustero; pues quien no ama a su hermano a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve" (1Jn 4,20).
Preguntémonos al hilo de estas enseñanzas: ¿quiero con obras y de verdad a quienes me rodean en el hogar, en el lugar de trabajo, de relación social, de diversión o descanso? ¿Sé pasar por alto su modo de ser, tan opuesto al mío, evitando que esas diferencias -inevitables y queridas por Dios- hagan conflictiva la convivencia? ¿Les ayudo con mi tiempo, mi dinero, mis consejos, en la medida de mis posibilidades? ¿Me esfuerzo por disculparles, atemperando mis juicios con comprensión y tolerancia cristianas, como hago tantas veces conmigo mismo?
Quien se esfuerza por vivir así, contribuye a que el cristianismo deje de ser para muchos "una teoría", que siempre se puede discutir, una máscara que cae cuando termina la farsa, para convertirse en un espejo en el que se contempla la atractiva y vinculante persona de Jesucristo.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo (Mt 5, 17-37)
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: –«No creáis que he venido a abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno sólo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos. Os lo aseguro: Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No matarás", y el que mate será procesado. Pero yo os digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano "imbécil", tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama "renegado", merece la condena del fuego. Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con el que te pone pleito, procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuarto. Habéis oído el mandamiento "no cometerás adulterio". Pues yo os digo: El que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su interior. Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en el infierno. Si tu mano derecha te hace caer, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero al infierno. Está mandado: "El que se divorcie de su mujer, que le dé acta de repudio. "Pues yo os digo: El que se divorcie de su mujer -no hablo de unión ilegítima- la induce al adulterio, y el que se case con la divorciada comete adulterio. Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No jurarás en falso" y "Cumplirás tus votos al Señor". Pues yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo pelo. A vosotros os basta decir "sí" o "no". Lo que pasa de ahí viene del Maligno.» 

No hay comentarios:

Publicar un comentario