Si estar en calidad de “paciente” en un sitio revela que este se trata de un hospital, ser “huésped” denota quizás más cercanía, más afecto y calor… Bien puede ser un hogar.
El Hospice Buen Samaritano, en Buenos Aires, Argentina, pretende ser exactamente eso: un hogar para los que, sin mayor fortuna económica y con una grave condición de salud que anuncia la proximidad del fin, acuden para recibir cuidados paliativos. Ha habido quienes, antes de llegar, agobiados por los dolores, han querido que la muerte se apresure, pero el deseo se va más pronto que tarde.