"Cristo nuestro
Señor, enseña S. León Magno, manifestó su gloria a unos testigos
predilectos; y les dio a conocer en su cuerpo, en todo semejante al
nuestro, el resplandor de su divinidad. De esta forma, ante la
proximidad de su Pasión, fortaleció la fe de los apóstoles para que
sobrellevaran el escándalo de la cruz; y alentó la esperanza de la
Iglesia al revelar, en sí mismo, la claridad que brillará un día en todo
el Cuerpo que le reconoce como Cabeza suya".
"Escuchadle". Fue la voz que escucharon
los discípulos en esta portentosa revelación de la divinidad de su
Maestro. Si siempre debemos orar sin desanimarnos (Cf Lc 18,1 y ss.),
con mayor motivo en los momentos de crisis para reafirmarnos en el
camino y que la esperanza no decaiga.
Oración es hablar con Dios, pero también
escucharle. Hay distintos modos de orar: alabando a Dios, pidiéndole
ayuda o perdón, dándole gracias por los beneficios recibidos de Él. Pero
la oración tiene también el claro objetivo de escuchar a Dios para
conocerlo y amarle más y así "transforme nuestra condición humilde según
el modelo de su condición gloriosa", como reza la 2ª Lectura de hoy.