"Para hacer la Obra a diario, ¿rezamos mucho?" Es la pregunta que sugiere el Prelado del Opus Dei en su carta mensual, en la que reflexiona sobre la fundación del Opus Dei y otros acontecimientos de la vida de la Iglesia
Pormenoriza Mons. Javier Echevarría, al iniciar su Carta pastoral, un día especial de acción de gracias: un nuevo aniversario de la fundación del Opus Dei, el 2 de octubre de 1928, fecha en la que el Señor hizo ver en la oración a san Josemaría lo que llevaba muchos años rogando a Dios: que le manifestara su Voluntad, insistiendo en su petición: “¡Señor, que vea!”, y a la Virgen: “¡ Señora, que se haga realidad lo que tu Hijo quiere de mí!” Por eso, afirma el Prelado, al conocer claramente la Voluntad divina, su reacción fue caer de rodillas, adorando y dando gracias al Dios tres veces Santo, mientras en sus oídos resonaban las campanas de la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, festejando a la Reina del Cielo en la fiesta de los Santos Ángeles Custodios. Para todas y para todos−continúa− ese caer de rodillas significa adorar al Señor por su bondad, y mantener la disposición de servir sin condiciones.
Fueron unos tañidos que, afirma, nuestro Fundador no olvidaría jamás, y cita algo queSan Josemaría escribió a sus hijos el 14 de febrero de 1974: “quisiera que esta campanada metiera en vuestros corazones, para siempre, la misma alegría e igual vigilia de espíritu que dejaron en mi alma −ha transcurrido ya casi medio siglo− aquellas campanas de Nuestra Señora de los Ángeles. Una campana, pues, de gozos divinos, un silbido de Buen Pastor, que (...) habrá de moveros a contrición y, si es necesario, suscitará un deseo de profunda reforma interior: una nueva ascensión del alma, más oración, más mortificación, más espíritu de penitencia, más empeño −si cabe− en ser buenos hijos de la Iglesia”.