En sintonía con las recomendaciones del Sínodo de 2014, el de este año ha vuelto a recordar que el acompañamiento a los casados en los años iniciales del matrimonio debe ocupar un lugar central en la pastoral familiar de la Iglesia. Repasamos algunas iniciativas que funcionan desde hace tiempo.
Los cursos de preparación al matrimonio –más o menos largos, según las modalidades que se ofertan– ya están institucionalizados en la Iglesia, pues hacerlos es un requisito para casarse. Otra cosa es que algunos sean mejorables: eldocumento final del Sínodo de este año insiste en seguir las indicaciones de Juan Pablo II en la exhortación apostólicaFamiliaris consortio, donde traza un camino con tres fases: una preparación remota, otra próxima y otra inmediata (nº 66).