La vieja Europa se enfrenta a un problema de envejecimiento de la población sobre cuyas gravísimas consecuencias de todo tipo parece no existir suficiente conciencia en la mayor parte de la opinión pública. En concreto España, según ha advertido la ONU, va camino de convertirse en 2050 en el tercer país más viejo del mundo.
La solución al invierno demográfico es de hondo calado al ser sus ráices más profundas de índole cultural. Pero en todo caso exige la voluntad política de afrontarlo con medidas concretas, realistas y coherentes que fomenten la natalidad y protejan la familia como prioridad pública en la construcción del bien común.
Esta parece ser, al menos en parte, la senda iniciada por Portugal, a tenor de las informaciones que ayer difundía el diario El País y que transcribo a continuación.
PORTUGAL LANZA UN PLAN DE CHOQUE PARA HACER SUBIR LA NATALIDAD
Javier Martín / El País, 18 de julio de 1014
El mundo tendrá cuatro millones menos de portugueses a final de siglo si el Gobierno del país no hace algo. “En cuestión demográfica Portugal está en alerta superroja. Será un país insostenible”, ha advertido Joaquim Azevedo, coordinador de un grupo de expertos para fomentar la natalidad antes de que el ciudadano portugués sea una especie en extinción. El resultado del trabajo de su grupo de expertos, titulado Por un Portugal amigo de los niños, de la familia y de la natalidad (2015-2035), toca a rebato para movilizar a médicos, empresarios, fiscalistas, madres y abuelos, e incluye medidas como que los padres que pidan jornada reducida no pierdan salario, o bonificar a las empresas que contraten a embarazadas.