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lunes, 23 de julio de 2018

La revolución sexual de la “Humanae vitae”

Alana Newman encarna los efectos de la revolución sexual contra la que desea rebelarse. Su vida ha estado marcada por la dolorosa huella de tener un padre biológico anónimo, un donante de esperma a quien aún no conoce personalmente. Esposa, madre de familia y artista profesional, ha producido un riguroso documental, Sexual Revolution: 50 years since Humanae Vitae, que denuncia las falsas promesas del 68 e invita a una nueva “revolución” en el amor, inspirada en la Revelación.
En mayo de 1968, jóvenes estudiantes tomaron las calles de París para proclamar la “imaginación al poder” y hacer de la “libertad sexual” una cuestión política. Pocos meses después, el 25 de julio, el Papa Pablo VI publicaba la encíclica Humanae vitae.

— Cuando tenías veinte años fuiste defensora de la reproducción con participación de terceros y del aborto. ¿Cómo cambiaste tan radicalmente?
— Bueno, esto fue pura gracia. Encontré al donante 19 (mi padre biológico) y unos pocos detalles de su identidad. Supe que era de ascendencia polaca y educado en el catolicismo. Entonces, el hombre polaco católico más famoso del mundo era el Papa Juan Pablo II. Así que me interesé en él como mi padre sustituto. Él era accesible, tenía libros que podía leer. Sentí como si me conectara con mis ancestros y mi identidad al conocerlo mejor. Y en mi activismo encontré la teología católica del cuerpo, la más comprensiva y empática para tratar la concepción con donantes. Su empatía y la forma en que me trataron, como un ser humano completo, sin asco ni burlas, me atrajeron. Y una amistad me ayudó a cambiar mis puntos de vista.
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aceprensa.com
Juan Ramón Domínguez Palacios
http://lacrestadelaola2028.blogspot.com

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