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sábado, 17 de junio de 2023

El día del Señor: domingo 11 del T.O.(A)

El Señor nos invita a ser misericordiosos con los que nos rodean. Aquí tenéis estas reflexiones.

Jesús vino a la tierra para salvar a todos los hombres. Por eso, no puede evitar compadecerse cuando ve que la gente se encuentra extenuada o abandonada, pues no tiene a nadie a quien acudir. Al Señor le gustaría llegar a cada una de las personas que lo buscan. 

Con este fin, quiere contar con la mediación de otros pastores que, como él, tengan el deseo de cuidar de las ovejas que se hallan dispersas por todo el mundo. De ahí que se dirija a sus discípulos y les diga: «La mies es mucha, pero los obreros pocos. Rogad, por tanto, al señor de la mies que envíe obreros a su mies» (Mt 9,37-38).

El Señor cuenta con cada uno de nosotros para saciar la sed de Dios de las almas, para anunciar la Buena Nueva de la salvación. Y es esta una misión que requiere una mirada de compasión, como la que tuvo Jesús: una mirada que no excluye a nadie y que lleva a entregarse con valentía y sin reservas. 

Cada día podemos transmitir el Evangelio a los demás, principalmente a través de nuestra vida auténtica llena de alegría, de interés, de caridad que acoge la realidad del prójimo. Desgarra el corazón aquel clamor –¡siempre actual!– del Hijo de Dios, que se lamenta porque la mies es mucha y los obreros son pocos. –Ese grito ha salido de la boca de Cristo, para que también lo oigas tú: ¿cómo le has respondido hasta ahora?, ¿rezas, al menos a diario, por esa intención?

Cristo también nos llama a anunciar el Evangelio en primer lugar a las personas que nos están más cerca: nuestra familia, nuestros amigos y compañeros de trabajo... Dios ha querido que nos santifiquemos y nos salvemos «no aisladamente, sin conexión alguna de unos con otros, sino constituyendo un pueblo, que le confesara en verdad y le sirviera santamente». 

Por eso vivimos según el Evangelio cuando procuramos que las personas que nos acompañan en nuestra vida puedan conocer la alegría del mensaje cristiano. «Nadie se salva solo, como individuo aislado, sino que Dios nos atrae tomando en cuenta la compleja trama de relaciones interpersonales que se establecen en la comunidad humana».

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