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viernes, 11 de noviembre de 2016

Italia sale del patriarcado y los hijos podrán llevar el apellido materno

El Constitucional pone fin a una larga batalla judicial y obliga al Parlamento a dar la vuelta al derecho de familia

La han bautizado como «la batalla del apellido materno». La última fase de esa guerra la acaba de dar el Tribunal Constitucional italiano, con una decisión histórica que cambia el derecho de familia para siempre en el país: los hijos pueden llevar el apellido de la madre. 

Los jueces han considerado que es inconstitucional la automática atribución del apellido paterno prevista en la actual legislación italiana. Por ello, obligará al Parlamento a desbloquear una ley en el Senado, cuyo contenido se ajusta a esta sentencia, y que no había finalizado su tramitación parlamentaria.
Se supera así un tabú en Italia, que se había quedado entre los últimos países de Europa sin normalizar el uso de los apellidos. Hasta ahora, la única vía para poder añadir a un hijo el apellido de la madre al del padre era presentar una solicitud, al igual que se hace para cambiar el apellido cuando es ofensivo o ridículo, ante el delegado del gobierno en la propia provincia, quien decidía según su discreción. 


La sentencia del Tribunal Constitucional llega después de una batalla que ha durado años, planteada en un tribunal de apelación de Génova, donde una pareja italo-brasileña formada por Marcello Galli, abogado, y Manuela Magalhaes había solicitado dar el doble apellido a su hijo, nacido en 2012. El niño, que tiene doble nacionalidad, figura en sus documentos con dos apellidos diferentes: en el pasaporte brasileño tiene los apellidos del padre y de la madre (Galli Magalhaes), en el italiano solo el del padre (Galli).

El tribunal de Génova se dirigió al Constitucional, tras una sentencia de condena a Italia por parte del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. En 2014 dicho Tribunal de Estrasburgo tachó de «discriminatoria» y «patriarcal» la normativa italiana que imponía solo un apellido, el del padre, obligando al gobierno a cambiarla.

El Constitucional marca ahora la línea al Parlamento: el Senado deberá dar cuanto antes el visto bueno a una ley que ya aprobó la Cámara de diputados, pero que quedó paralizada. El sistema italiano obliga a que cualquier ley debe ser aprobada por las dos cámaras, que tienen el mismo poder legislativo.

El 24 de septiembre de 2014 la Cámara de diputados aprobó, con 239 votos a favor, 92 en contra y 69 abstenciones, una ley que eliminaba la obligación de imponer el apellido paterno, dejando libertad de elección a los padres. Para su entrada en vigor era necesario el visto bueno del Senado. Pero dos años después la ley sigue bloqueada en la Comisión de Justicia del Senado, a la espera de ser aprobada por la Cámara Alta.

El texto legislativo establece que los padres podrán poner a sus hijos el apellido paterno o el materno. Si no se ponen de acuerdo y surge el conflicto, los hijos llevarán ambos apellidos por orden alfabético. En cualquier caso, se ofrece la posibilidad de que los hijos tengan el doble apellido, materno y paterno.

«Hemos ganado la batalla»
El matrimonio que inició este periplo judicial está satisfecho porque considera que ha ganado una batalla cuyo desenlace esperaban con interés millones de familias, en especial los matrimonios que tienen planteados recursos en los tribunales. Manuela Magalhaes, de 37 años, asegura: «Lo hice por mi hijo, pero es una victoria para todos. Hemos cambiado el derecho de familia».

La situación que se planteaba a menudo era absurda, teniendo en cuenta que en Italia las personas tienen un solo apellido y siempre es el del padre. El caso de la pareja brasileña lo han vivido cientos de matrimonios españoles. Por ejemplo, si un padre español, casado con una italiana, acude al registro civil de este país para inscribir un hijo, automáticamente le pondrán los dos apellidos del padre y ninguno de la madre. El padre debe hacer frente a una situación extraña: explica al funcionario de turno que en España la persona lleva dos apellidos, el del padre y el de la madre, y en consecuencia desea, para evitar confusiones posteriores, que figure solo el primer apellido. Pero el funcionario nunca transige. 

Entiende que para la ley italiana en los documentos solo hay un nombre y un apellido y, por tanto, al hijo de un padre español le pondrá los dos apellidos como si se tratara de un apellido compuesto. Por ejemplo, si el padre se llama Antonio García Sánchez y la madre Emma Rossi, los hijos del matrimonio tendrán en el pasaporte español los apellidos García Rossi, mientras que en el pasaporte italiano figurarán los dos del padre –García Sánchez– como si se tratara de un solo apellido.

En definitiva, la sentencia del Tribunal Constitucional establece la paridad, aunque todavía falta el visto bueno definitivo del Senado. Sin duda, se trata de un paso importante para superar la mentalidad machista que caracteriza a la sociedad italiana.

El derecho de sangre
«Es increíble que Italia esté tan atrasada en estos derechos. La inercia de las instituciones demuestra hasta qué punto el patriarcado es todavía profundo en nuestro país», explica la abogada Antonella Anselmo, miembro de la asociación Red para la paridad. La jurista se pregunta «cómo podemos enseñar a los jóvenes la igualdad, el respeto de los géneros, si el Estado ya en el nacimiento los identifica solamente con el nombre del padre». 

Hasta ahora el cambio legislativo no fue posible porque hasta diez propuestas de ley que jamás fueron aprobadas y se quedaron en el baúl de los recuerdos. Los diputados invocaban en el Parlamento el «derecho de sangre» o la identificación de la familia con el padre. Ahora, el Tribunal Constitucional marca la vía al Parlamento. De ahí que sea una decisión educativa para la sociedad y cargada de gran simbolismo.

abc.es

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