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viernes, 22 de junio de 2018

Tully

La tercera colaboración del director Jason Reitman con la guionista Diablo Cody –antes hicieron Juno y Young Adult–, y la segunda de ambos con la actriz Charlize Theron –Young Adult–, comparte el trío créditos como productores. Sigue a Marlo, una madre desbordada: tiene dos hijos pequeños, Sarah y Jonah, el segundo con una especie autismo, y está a punto dar a luz el tercero. 

Su marido Drew es un buen tipo, pero algo tranquilo: trabaja con intensidad, y echa una mano con los chavales, pero el peso principal del hogar recae con Marlo. Cuando nace Mia, el snob hermano de Marlo, Craig, le ofrece un regalo original: una niñera para las noches, así los padres, y sobre todo Marlo, podrán conciliar el sueño. Y en efecto, la llegada de la singular Tully va a suponer un cambio importante en la vida de Marlo. 

 La trama concebida por Cody tiene su punto de gracia, aunque también puede resultar desconcertante. Lo que resulta innegable es que plantea de modo original ideas de calado, acerca de la importancia de buscar la cohesión del hogar, con la conciliación de familia y trabajo, donde ambos progenitores han de procurar la complicidad y el equilibrio, para que ninguno de ellos –y sobre todo la mujer, a la que toca casi siempre llevar más peso– se rompa; no bastan las propias fuerzas, por poderosas que sean. 

Y para ello sirven las cualidades de Tully, que parecen casi mágicas o sobrenaturales, como si un buen ángel de la guarda o una sirena –un motivo recurrente del film como subtexto– se hubiera compadecido del estrés casi insoportable de Marlo, hasta pasearse por el mundo de los mortales y así prestar su valiosa ayuda. Esto permite además desarrollar muy bien los rasgos de los personajes, con frases muy agudas, como las de Marlo, que afronta los agocios con su particular sentido del humor. 

Además de algunos cuidados personajes secundarios –el marido, el hermano y la cuñada de Marlo, más los niños–, se presta atención sobre todo a las dos mujeres protagonistas, Marlo y Tully. En tal sentido, Charlize Theron hace un magnífico trabajo, más difícil lo tiene Mackenzie Davis, por su desconcertante aura; aunque sirve para los propósitos argumentales, mostrar la paulatina evolución de ambos personajes, que se van aproximando, y permiten deslizar la arriesgada sorpresa final. 

Es una lástima que ésta caiga de un modo algo abrupto, pero sirve para entregar la moraleja condensada en el plano final, padre y madre junto de espaldas en la cocina, compartiendo las tareas del hogar.

decine21.comJuan Ramón Domínguez Palacios / http http://lacrestadelaola2028.blogspot.com

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