Nos comprometamos con el otro precisamente desde la autenticidad de nuestras propias identidades religiosas
María José Atienza, en omnesmag.com/
Francisco José Gómez de Argüello y el Rabino David Shlomo Rosen son los nuevos doctores honoris causa por la Universidad Francisco de Vitoria. Un reconocimiento a la aportación de ambos en el camino del diálogo interreligioso, especialmente católico-judío.
Con este motivo, Omnes ha entrevistado al rabino David Rosen, anterior Gran Rabino de Irlanda, Director Internacional de Asuntos Interreligiosos del Comité Judío Americano y Director del Instituto Heilbrunn del Comité Judío Americano para el Entendimiento Interreligioso Internacional.
Entregado a una tarea incansable en favor del diálogo interreligioso y la búsqueda de la paz en Tierra Santa, David Rosen fue presidente del Comité Judío Internacional de Consultas Interreligiosas y es uno de los Presidentes Internacionales de la Conferencia Mundial de Religiones por la Paz. En noviembre de 2005, el papa Benedicto XVI lo nombró Caballero de la Pontificia Orden Ecuestre de San Gregorio Magno por su trabajo en pro de la reconciliación entre católicos y judíos.
– ¿Qué supone para usted, recibir este doctorado honoris causa junto a Kiko Argüello?
El honor que me ha concedido la Universidad Francisco de Vitoria es aún más grande para mí al estar asociado con el extraordinario Kiko Arguello. Pocas personas han sido dotadas de tantos talentos como él.
Kiko ha sido bendecido por el Creador y el movimiento que ha creado es un magnífico testimonio de ellos. Hoy es uno de las realidades católicas más importantes en la promoción de una renovada hermandad entre la Iglesia y el pueblo judío.
– ¿Cree que existe una buena relación entre la comunidad católica y la comunidad judía?
Puedo decir que la relación nunca ha sido mejor. Esto no significa que no haya todavía mucho trabajo por hacer. Todavía hay mucha ignorancia y prejuicios que superar.
– Usted defiende el papel de las creencias religiosas en la construcción de una sociedad de progreso y de paz. Sin embargo, no faltan voces que sostienen que las religiones deberían abstenerse de intervenir o influir en la esfera social o política. ¿Qué piensa de esto?
Hay una profunda diferencia entre un «matrimonio» entre religión y política, y que la religión desempeñe un papel constructivo en la vida política. Cuando la religión se convierte en una entidad política partidista o depende de intereses políticos, a menudo compromete sus valores e incluso se corrompe como resultado. De hecho, se han hecho y se siguen haciendo cosas terribles en nombre de la religión.
Sin embargo, nuestras religiones nos llaman a vivir de acuerdo con unos valores y una ética claros. Estamos obligados a perseguirlos para mejorar la sociedad, y la política es un vehículo esencial en este sentido. En otras palabras, la religión no debe convertirse en una entidad política en sí misma, sino que debe participar en una tensión creativa con la política.
Hay una profunda diferencia entre un «matrimonio» entre religión y política, y que la religión desempeñe un papel constructivo en la vida política.
– En los últimos años, ¿han retrocedido o han avanzado propuestas de diálogo interreligioso y social como las que usted defiende?
El diálogo y la colaboración interreligiosos han avanzado a pasos agigantados en las últimas décadas y podemos hablar incluso de una edad de oro del compromiso interreligioso. Sin embargo, aún está lejos de repercutir en la vida de la mayoría de las personas.
– ¿Cómo influyen las divisiones internas de las propias comunidades, ya sean religiosas o sociales, en este camino de diálogo?
Podemos decir que, hoy en día, las divisiones están más dentro de las religiones que entre las religiones. A un enfoque más abierto y expansivo desde dentro de nuestras religiones se oponen quienes temen perder su propia autenticidad. Esto es comprensible, pero no debemos capitular ante este enfoque que, al final, disminuye el poder y el mensaje de nuestras tradiciones religiosas.
Al mismo tiempo, debemos tener cuidado de no permitir que el diálogo interreligioso reduzca nuestras identidades religiosas al mínimo común denominador, sino que nos comprometamos con el otro precisamente desde la autenticidad de nuestras propias identidades religiosas.
No podemos permitir que el diálogo interreligioso reduzca nuestras identidades religiosas al mínimo común denominador
– Usted conoce a fondo Europa y Oriente medio, en el caos del conflicto palestino- israelí ¿cree que se logrará llegar a un acuerdo duradero de paz o es un “caso perdido”? ¿Qué premisas son necesarias para avanzar en la pacificación de esa tierra?
Las personas religiosas no creen en los «casos perdidos». Las personas verdaderamente religiosas siempre tienen esperanza porque la misericordia de Dios es ilimitada y siempre hay nuevas posibilidades.
Creo que los «Acuerdos de Abraham» que Israel firmó con los EAU, Bahrein, Marruecos y Sudán, ofrecen un nuevo horizonte. Aunque los palestinos se sientan en estos momentos postergados por ellos, creo que también servirán para tender nuevos puentes precisamente entre israelíes y palestinos.
Creo que la paz entre estos últimos depende ahora de un marco regional, que en muchos aspectos, hoy es más posible que nunca.
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