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sábado, 25 de marzo de 2017

Cómo conciliar libertad de elegir e integración social en la escuela

Con frecuencia se dice que dar libertad para elegir colegio produce mayor segregación económica o racial. Sin embargo, un análisis riguroso de los datos, en lugares donde se ha implantado el cheque escolar, muestra que los resultados son diversos y dependen de varios factores. 
Algunos son “estructurales”: el diseño del programa, la concentración racial en determinadas zonas, las prácticas de los colegios privados, o el clasismo o racismo que pueda existir en la sociedad. Pero otros son consecuencia de la libre decisión de las familias.
Con el cheque escolar, en teoría, toda familia, independientemente de sus ingresos, puede optar a cualquier colegio, porque el Estado le ofrece uno gratuito o el dinero para costearse la matrícula en uno de pago. Esta posibilidad, unida a la existencia de las redes concertada y pública, garantiza que los padres tengan acceso real a toda la oferta educativa. Además de los beneficios particulares, o como consecuencia de la suma de ellos, el cheque escolar traería un beneficio social, al romper el círculo vicioso que perpetúa la pobreza: la historia del chico nacido en un hogar con pocos recursos, que asiste a una mala escuela, no obtiene un título superior y termina por trabajar en empleos con salarios bajos.

Debate revivido
El debate en torno a los cheques escolares ha revivido en Estados Unidos gracias al nombramiento de Betsy DeVos como secretaria de Educación. DeVos ha sido una vibrante defensora de esta política en sus anteriores cargos, y ha prometido hacer de ella un eje en su mandato. Según su punto de vista, los cheques (de los que por ahora solo se beneficia una pequeña minoría de estudiantes) pueden ser una herramienta de igualdad social que además respeta la libertad de los padres.
No obstante, para que la política del cheque escolar produzca estos efectos positivos han de cumplirse tres requisitos: que las familias puedan realmente cubrir los gastos del colegio con el dinero recibido, que quieran hacerlo, y que sus decisiones reduzcan la segregación y no al contrario.
Para lo primero hace falta en primer lugar que los padres reciban la información apropiada. Además, es necesario que existan centros privados cercanos a su zona de residencia, y que estos no pongan barreras a la matriculación de alumnos con cheque.
Los otros dos requisitos dependen de la voluntad de los padres, no tanto de la política educativa. Como demuestra un estudio reciente, ni todas las familias que podrían utilizar el cheque lo hacen, ni cuando lo hacen escogen la opción más favorable a la integración social.
El estudio ha sido realizado por Halley Potter para The Century Foundation, un think tank de ideología progresista-liberal con sede en Washington D.C. Pretende ser un metaanálisis de toda la literatura científica previa sobre la cuestión de los cheques escolares y sus efectos sobre la integración social. Aunque las conclusiones sugieren que los cheques provocan mayor segregación racial y socioeconómica, los datos aportados indican más bien lo contrario.

Hipótesis y datos

La primera parte del informe plantea qué efecto tiene en la integración social que un alumno abandone una escuela pública e ingrese en una privada. Esto depende de la raza y el nivel económico del estudiante, así como de la composición demográfica de los centros de salida y de destino.
Si el alumno deja una escuela donde su grupo racial o económico está infrarrepresentado y va a parar a otra donde hay sobrerrepresentación, el efecto lógicamente será negativo: aumentará la segregación tanto en el centro de salida como en el de llegada. Ocurrirá lo contrario si el centro de origen y el de destino están en las respectivas situaciones inversas. En los demás casos, el efecto será de signo opuesto en uno y otro colegio, o nulo en los dos.
Esos son los supuestos posibles; ¿qué ocurre en la realidad? A escala nacional, la proporción de alumnos de minorías raciales en las escuelas públicas es mayor que en el conjunto de la población; en las privadas ocurre lo contrario. Como señala el propio estudio, casi todos los programas de cheque escolar benefician principalmente a los grupos raciales o sociales menos favorecidos, pues están reservados a estudiantes de renta baja y matriculados en escuelas públicas con malos resultados.
Por tanto, lo más frecuente de hecho es que un estudiante deje un centro de clase baja para ir a otro de clase más elevada.

Análisis estático

La parte central del estudio se dedica a analizar empíricamente el posible efecto segregador del cheque escolar. Como explica Potter, los estudios pueden ser de dos tipos. Los dinámicos siguen a los estudiantes en su cambio, y pueden comprobar cómo ha influido su decisión en la integración de las dos escuelas. Estos análisis son los más completos, pero también los más difíciles y escasos. Los estáticos toman fotos fijas y por separado de las escuelas que ganan o pierden alumnos, y del conjunto de los estudiantes que reciben un cheque, pero no recogen de dónde salió y adónde llegó cada uno en concreto. No obstante, combinando estos datos se pueden extraer conclusiones interesantes.
En cuanto a la integración o segregación racial, varios informes estatales o nacionales muestran que los cheques son empleados sobre todo por familias negras. No solo porque están sobrerrepresentadas entre los posibles receptores por sus bajas rentas: también porque recurren más al cheque que las blancas. Esto se nota sobre todo si se restringe los cheques a los alumnos de los peores colegios. Así lo demuestran dos programas de Ohio: en uno, más laxo en cuanto a los requisitos, solo el 21% de los beneficiarios eran de esta raza, por un 64% en otro más restrictivo. En el de Washington D.C, el porcentaje llega al 94%.
Algo parecido se observa al estudiar el efecto de los cheques en la segregación por renta. Como la gran mayoría de los programas están condicionados a los ingresos familiares, sirven más para llevar a estudiantes pobres a colegios de superior renta media mayor, lo que favorece la integración. Este efecto resulta atenuado si los centros privados de destino exigen pagos extras no cubiertos por el cheque, cosa que no en todos los casos se permite.

Factores culturales y familiares

El poder integrador del cheque depende, pues, del diseño del programa. Pero también influyen otros factores. Los datos muestran que, comparando familias con un mismo nivel de ingresos, las de raza blanca eligen más, como primera opción, una escuela privada que las negras. Entre estas parece darse una cierta querencia hacia la pública que puede ser cultural.
Asimismo, varios informes indican que, entre las familias con opción a cheque escolar, y por tanto con ingresos parecidos, tienden a solicitarlo y usarlo más aquellas en las que los padres tienen superior nivel de instrucción, los que están casados y los que se implican más en el colegio. Como, de hecho, todas estas características se dan más en las escuelas privadas, el cheque puede reforzar la concentración social. Pero esto no es consecuencia del programa, ni de una desigualdad de oportunidades. No obstante, puede ser necesario informar mejor a los grupos que por ahora no se están beneficiando: familias monoparentales, o poco motivadas con la enseñanza.

¿Autosegregación?

Los estudios dinámicos han podido seguir el tránsito de un grupo grande de alumnos, desde su escuela pública a la privada. Potter analiza dos de ellos, sobre sendos programas en Milwaukee y Luisiana.
Ambos estaban restringidos a alumnos con rentas bajas y matriculados en escuelas con malos resultados, y los beneficiarios fueron mayoritariamente estudiantes negros. Los dos, por tanto, cumplían con los requisitos para que los efectos del cheque escolar fueran positivos para la integración. Sin embargo, los resultados no son tan buenos como se esperaba.
Las escuelas públicas que abandonaron (donde los alumnos de su raza estaban sobrerrepresentados) se volvieron un poco menos segregadas. Sin embargo, las escuelas privadas de destino no experimentaron el mismo efecto. Esto se debe a que las familias negras acudieron a escuelas privadas donde su raza también estaba sobrerrepresentada.
Eso puede ser simplemente por las preferencias de los padres, independientes del cheque. Pero también influye la segregación urbana, pues aunque el cheque permita acudir a una escuela de otra zona, la lejanía es un potente freno a la integración. En efecto, es conocido que la segregación social se transmite de casa a la escuela.

En todo caso, lo que muestra el estudio de Potter es que la relación entre cheque escolar y segregación racial o económica no es ni mucho menos simple, y por eso no conviene simplificarla. En teoría, y de cumplirse el escenario más lógico, los efectos deberían ser positivos, pero este escenario no siempre es el real.
Fernando Rodríguez Borlado
aceprensa.com

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