En el corazón de una niñera estaban unos principios que la convertirían en testigo de un encuentro muy especial
Parte del camino espiritual que recorrió el joven Carlo Acutis, recientemente beatificado por el Papa Francisco, estuvo marcado por la presencia de una persona a quien se la considera responsable de haberle guiado en sus primeros pasos en la fe.
Durante el breve periodo que Carlo pasó con su familia en Londres antes de trasladarse a Milán, su niñera Beata fue quien apareció en su vida para acompañarle durante sus primeros años de la infancia. Una mujer católica muy devota de San Juan Pablo II.
Tal como Antonia, la madre del joven, ha relatado en varias entrevistas “Beata ha sido una de las primeras personas en hablarle a Carlo de Dios”. De hecho fue quien lo acercó a la iglesia, ya que ni ella ni su esposo eran católicos practicantes. El niño descubrió la fe gracias al amor que recibía de su niñera junto a esos pedacitos de cielo que iba trayendo para él.
¿Cuántas personas aparecen en nuestra vida como
ángeles en la tierra para
ayudarnos a encontrar un camino de bien?
En el corazón de esta buena niñera estaban unos principios que Carlo tomaría, pero que muy probablemente ella al vivirlos con él haya aprendido mucho más. ¡Cuánto de cierto hay en el hecho de que “cuando damos, recibimos más”, especialmente con los niños que siendo pequeños maestros nos enseñan grandes cosas!
Y es que los niños tienen ese potencial. Están menos influenciados por las cosas del mundo, gozan de una libertad especial y viven con menos ataduras. Están abiertos a absorber toda la información que les damos, no se inquietan por el mañana −por lo que viven muy presentes− y no les importa el “qué dirán”.
Su simpleza los hace auténticos, espontáneos, inocentes
pero por eso mismo increíblemente sabios.
La espiritualidad es algo natural para los niños. Desde pequeños, sienten una conexión con otros seres vivos. No hay imposibles. No tienen problemas para creer en cosas que no pueden ver porque en su mente pueden correr por el patio de la casa y pasar de una galaxia a la tierra en cuestión de segundos. Están intrigados por Dios, tienen muchas preguntas para hacer, les divierte dar las gracias en las comidas y piensan si su mascota irá al cielo.
No significa que los niños entiendan todo en profundidad o que sean teólogos, pero su mirada es pura y su corazón una tierra fértil esperando ser sembrada por valores que podrán hacer crecer durante su vida con muchas experiencias. Los niños están con toda la energía de la vida y la fe es un impulso importante para que sea feliz y llena de propósito.
A pesar de su corta vida de 15 años, Carlo posiblemente haya vivido con esa fuerza mucho más que un adulto. La Misa por ejemplo no era una tarea que cumplir dentro de la lista de cosas por hacer el domingo, sino que se convirtió finalmente en el centro de su vida en torno a la cual giraban todas las demás cosas. Esto es señal de una base espiritual muy sólida.
A través de oraciones, conversaciones, actividades y el mismo ejemplo, su niñera Beata iba sembrando en el corazón de Carlo esas semillas de fe que con el tiempo echarían raíces y darían muchos frutos, muchos que seguramente continuarán multiplicándose con el pasar de los años.
Ser una niñera es mucho más que cuidar niños. Estas personas con corazones maternales pueden hacer una verdadera diferencia. Darles un valor agregado. Una canción, una comida, un poco de fe, un juego nuevo. Todos los que han tenido una buena niñera, recuerdan algo especial de ellas y las que han sido niñeras, muchas lecciones de vida al compartir el tiempo con ellos.
¡Qué importante no es solo que los adultos podamos nutrirnos de esa frescura de la niñez que renueva nuestra mirada, que nos conecta con otra realidad y nos sacude las estructuras que tenemos montadas, sino que los niños también puedan tener la oportunidad de contar con una buena guía durante los primeros años para ir ordenando todo ese mundo espiritual alucinante presente en ellos!
La fe es un don, pero también es un misterio que necesita dirección para que sea revelado completamente. La niñera de Carlo ha tenido un privilegio único de presentarle a Jesús de modo que a partir de allí el niño pudo ir construyendo una relación con Él y sentir su presencia revelándose en lo ordinario de su vida cotidiana. Como decía su madre Antonia “Carlo sabía transformar lo ordinario en extraordinario”. Contaba con ese “plus”.
En la vida de Carlo todo parece haber transcurrido muy rápido, incluso su paso al cielo desde que se enfermó, pero a veces la gratificación no necesariamente llega temprano. El ser humano puede transitar un camino más largo. Lo seguro es que lo aprendido en esa etapa de la infancia resurge en algún momento de la vida en la que es capaz de apreciar su fe con una perspectiva más madura y reconociendo la mano de Dios en momentos puntuales.
En un mundo de constante cambio, los niños están expuestos a muchas ideas y cosas materiales. Al enseñarles a comunicarse con Dios, podemos abrirles la puerta a un mundo más completo y rico con las virtudes que los harán más fuertes, que cuenten con recursos importantes en los momentos de desafíos, que puedan aspirar a las cosas grandes, alentarlos a soñar y saber que no están solos. En definitiva, a encontrar el amor.
Si bien todos los sacramentos son importantes, uno de los mensajes principales que nos ha transmitido el beato Carlo Acutis, es el gran valor de asistir a la Misa con regularidad y recibir el Santísimo Sacramento. Sus esfuerzos se han centrado en mostrar a ese Jesús vivo en la Eucaristía, porque quien vive unido a Jesús, vive con la certeza de saberse siempre amado.
Esto puede brindarles a los niños, de todas las edades, la mejor oportunidad de encontrar de un modo muy completo el amor y la presencia de Jesús al entrar en comunión con Él. El amor es algo infinito que fluye cuando el corazón está abierto y nos hace testigos de su gran poder.
El encuentro promovido por una niñera y vivido por un joven, ha provocado estos días el encuentro de miles de personas con Jesús. Sin importar de dónde sean, contar con personas que hagan visible y faciliten ese encuentro de amor, es un verdadero regalo.
Cecilia Zinicola, en es.aleteia.org.
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