Amy Coney Barrett, nombrada por Donald Trump para ocupar la vacante en el Tribunal Supremo que dejó la juez Ruth Bader Ginsburg, ha recibido la confirmación del Senado. Frente a quienes creen que su postura contraria al aborto la convierte en enemiga de los derechos de las mujeres, Erika Bachiochi la presenta en Politico como “un nuevo icono feminista”.
Bachiochi, investigadora en el Ethics and Public Policy Center y en el Abigail Adams Institute, cree que la confirmación de Barrett “debería servir como catalizador para repensar el movimiento social más poderoso del último medio siglo: el feminismo”. En opinión de esta analista, que está terminando un libro sobre los derechos de las mujeres, el reemplazo de la fallecida Ginsburg por Barrett simboliza el cambio que está experimentando el movimiento feminista.
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