Quizá porque desde los diálogos de Platón los filósofos tienen una particular facilidad para la conversación como método de exposición de ideas y doctrinas, el profesor Bonete, catedrático de Filosofía Moral y Política de la Universidad de Salamanca, ha sintetizado no pocos de sus trabajos anteriores dedicados a la tanato-ética en un libro que no dejará al lector indiferente.
Filosofía, antropología y teología
Destacados filósofos han afirmado que, en sentido riguroso, lo único que cabe comunicar de modo director es el proceso del gradual declive personal, lo que solemos denominar “el morir”, pero nunca “la muerte”.
En esta conversación con la muerte sobre la muerte, nuestro autor no deja pregunta sin respuesta, experiencia sin sentido y, sobre todo, afirmación cultural sin el marco de interpelación o de comprensión.
Se nota que durante los últimos años se ha dedicado a profundizar en este tema, que, al fin y la cabo, ya desde Platón, es el tema de los filósofos.
Partamos de la base de que en este libro no hay solo una correcta comprensión de lo que es y supone la muerte. Hay una filosofía, una antropología y, en las últimas páginas, una teología bien masticadas, para que cualquier persona, incluso los no creyentes, hagan un camino de reflexión conjunta sobre esta realidad vital que, junto con el nacer, es probablemente la evidencia más común y real de los humanos.
Propuesta cristiana
El diálogo con la señora muerte se construye con las preguntas que tarde o temprano todos nos hacemos. En un primer momento, las preguntas que ha abordado la filosofía y a las que no puede dar respuesta la biología. Y, por último, las de la teología, porque la transición de la filosofía a la teología se hace aquí de una manera sutil.
Está claro que la propuesta del sentido último es cristiana. Pero antes de llegar a ese anuncio de la resurrección, nuestro autor, va desbrozando el problema sin estridencias.
Nuestro cerebro no puede pensar en una existencia sin tiempo y sin espacio, carece de experiencias previas para imaginar dicha situación, ajena al mundo sensible en el que nos encontramos.
Si la previsión de nuestro propio final es lo que nos distingue como especie, mucho más incluso que la capacidad simbólica, lingüística o racional, el conocimiento del final de la vida es un apunte de maduración personal. El acercamiento a la muerte suele hacerse con temor, siempre con incertidumbre e inquietud. Asumimos poco a poco que con la muerte se pone en cuestión la identidad personal, nuestro yo más íntimo.
Lo absurdo de la nada
En no pocas ocasiones, culturalmente la muerte se presenta como la nada. La tesis de nuestro autor, desde el punto de vista filosófico, es que es imposible para un ser humano asumir con coherencia el absurdo total. Si seguimos existiendo es porque reconocemos implícitamente que algo de valor concedemos a la trayectoria vital.
La afirmación de la teología es que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha abierto las puertas del amor sin limitaciones, de la resurrección como horizonte.
Estamos ante un libro útil que, incluso, puede acompañar durante el duelo.
Con una mujer cuando llega el fin
Enrique Bonete Perales
BAC
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