La insistencia sin desmayos en la oración nos es propuesta por el Señor con la expresiva parábola que acabamos de oír, porque Dios nos escucha siempre y da lo que "es bueno a quienes se lo piden" (Cf Mt 7,11).
Cristo nos ha dado ejemplo de la confianza con que debemos acudir siempre a Dios. "Ora antes de los momentos decisivos de su misión: antes de que el Padre dé testimonio de Él en su Bautismo (Cf Lc 3,21) y de su Transfiguración (Cf Lc 9,28), y antes de dar cumplimiento con su Pasión al designio de amor del Padre (Cf Lc 22,41-44); Jesús ora también ante los momentos decisivos que van a comprometer la misión de sus apóstoles: antes de elegir y de llamar a los Doce (Cf Lc 6,12)... La oración de Jesús ante los acontecimientos de salvación que el Padre le pide que cumpla, es una entrega humilde y confiada de su voluntad humana a la voluntad amorosa del Padre" (C.E.C.,2600).