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sábado, 7 de febrero de 2015

Lo heroico y lo cotidiano


   Quisiera hacer aquí un pequeño homenaje a mi amigo Miguel Lluch Baixauli, profesor de Historia de la Iglesia que el pasado día 2 fallecía prematuramente en Pamplona. Se trata de un texto suyo sobre el "Descubrimiento de lo heroico en lo cotidiano":

Hay dos modos de vivir la vida: dejarse llevar por los acontecimientos que nos envuelven hacia una dirección desconocida o vivir nuestra propia historia en medio de unos acontecimientos que tienen el sentido que nosotros queramos darles. La primera instala al hombre en un realismo opaco; la segunda, en el heroísmo cotidiano.

Los hombres y las mujeres de todos los tiempos necesitan de la historia grande, de la aventura y de la gloria. La vida humana no puede resistir demasiado el peso de lo que pasa como si fuera el engranaje de una cadena de producción que va sosteniendo unos productos y los va llevando de un punto a otro, dándoles una acabamiento material.
Lo que quiero hacer es una reflexión, que pudiera servirnos, sobre la razón de esta actitud ante la existencia en la que, más o menos, tarde o temprano, todos nos vemos envueltos. Vidas sin heroísmo, sin aventura, sin lírica épica. Ésos son los hombres y las mujeres adultos. Hacerse mayor, madurar, hacerse un hombre y una mujer, significa descubrir la realidad de nosotros mismos, de los demás, del mundo. Aprender que dos y dos son cuatro, que cuando hace frío hay que abrigarse, que para vivir hay que trabajar, que el tiempo se pasa muy rápido, que los sueños no se realizan tal como lo esperábamos. Falta de madurez es precisamente no reconocer la realidad.

Pero el hombre, en su estructura más profunda, es un buscador de aventuras, es un héroe. ¿Dónde podrá encontrarse el punto de enlace? ¿Habrá que desertar de las tareas cotidianas del mundo y refugiarse en mundos imaginarios más o menos reconfortantes? Esto puede hacerse al modo libertino y sin pretensiones de justificación, puede también intentarse con una ruptura interior entre el hombre que trabaja durante los días de labor y el hombre que se libera de todo lo serio durante los tiempos de descanso, o puede hacerse procurándose una argumentación intelectual, pero el resultado es el mismo.

La huida de la realidad no es la solución, más bien nos quedaría la contrario, que podríamos resumir en la rendición: ¿habrá que someterse al peso de la realidad opaca y hacer cosas y vivir la vida sin atreverse a ilusionarse y a reír y a jugar? (…) propongo como clave para la respuesta estas palabras de San Josemaría: «Convertir la prosa diaria en verso heroico». El amar se manifiesta en las obras y las obras se realizan con amor. Es el Amor lo que da el valor a la acción realizada. «Os aseguro que cuando un cristiano desempeña con amor lo más intrascendente de las acciones diarias, aquello rebosa de la trascendencia de Dios.

serpersona.info

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