El protagonismo que el Papa Francisco está jugando en la política internacional es cada vez más notorio. La reapertura de las embajadas de Cuba y Estados Unidos ha sido una muestra de cómo su figura puede influir directamente en las decisiones de los grandes.
Ahora, para poner freno al cambio climático el Papa está siguiendo un estrategia más amplia. Su objetivo es influir en la gran cumbre sobre el clima de París y para eso ha hecho dos grandes movimientos: publicar su encíclica Laudato si y traer al Vaticano a los alcaldes de las principales ciudades del mundo.
JUAN CARLOS VILLALONGA
Presidente, Agencia de Protección Ambiental (Argentina)
"En los últimos años las ciudades se han convertido en un factor muy dinámico en la discusión del cambio climático. Y esto tiene una razón. Cuando una ciudad sufre inundaciones producto de mayores tormentas severas, un régimen de precipitación que ha cambiado, el vecino inundado no le reclama al IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change) o a las Naciones Unidas por la demora en las negociaciones. Lo que el vecino busca es que el gobierno local le dé respuestas”.
Y junto con el cambio climático, el Papa quiere frenar la exclusión y el tráfico de personas. Porque los problemas del medio ambiente obligan a los pobres a salir del propio entorno y se convierten en personas vulnerables, presa fácil para los traficantes.
FRANCISCO
21 de julio
"Hay una relación de incidencia mutua, sea del ambiente sobre la persona, sea de la persona en el modo como trata el ambiente”.
Para influir en la toma de decisiones de los grandes Francisco está usando una herramienta inusual: la de dar voz a los que sufren las consecuencias de la marginación, del tráfico de personas y del cambio climático y a sus representantes, los alcaldes.
EDUARDO ACCASTELLO
Alcalde de Villa María (Argentina)
"Creemos que es necesario que la ONU determine fundamentalmente que la trata de personas es un crimen de lesa humanidad y la ONU se resiste a eso”.
CHARO CASTELLÓ
Movimientos Populares (España)
"Hay realmente barreras, hay que identificarlas y hay que superarlas. Si no trabajamos en lo local la dimensión universal no tiene sentido, y si no tenemos esa dimensión universal, el trabajo local se queda restringido”.
Uno de los momentos cumbre del viaje de Francisco a América Latina fue el su encuentro con agrupaciones de cartoneros, recicladores, sin techo y campesinos sin tierra. A ellos dedicó su discurso social más elaborado y de nuevo consiguió que el mundo pusiera sus ojos en los más excluidos. La cuestión que está por ver es cómo están acogiendo los grandes líderes esta forma de hacer política.
romereports
No hay comentarios:
Publicar un comentario