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jueves, 9 de noviembre de 2017

La familia, en la espiral del silencio

La diversidad se ha convertido en un aliado del relativismo en cuestiones de familia: para equiparar todos los estilos de vida, es preciso acabar con la idea de una mejor forma de familia y lograr que se hable mucho de la variedad de “modelos familiares”. Aunque esta sea más limitada de lo que se cree y aunque compita en recursos y estima social con lo que vive la mayoría.

Desde hace unos años, se dice que estamos asistiendo a una revolución familiar. La familia ya no es una institución monolítica –con unos rasgos objetivos bien definidos–, sino una realidad flexible en la que caben distintos estilos de vida en común.
Para quienes piensan así, la revolución consiste en la equivalencia de todas las formas de convivencia y de sexualidad. Todavía se reconoce el peso de la familia de base matrimonial, pero junto a ese modelo “tradicional” se ponen otros en condiciones de igualdad. Este es el sustrato ideológico de la proposición de ley de igualdad LGTBI impulsada en España por Unidos Podemos y admitida a trámite en el Congreso de los Diputados el pasado septiembre. “Existen diferentes formas de amar y de relacionarse, y (…) todas son respetables e igual de válidas”, explica una de las promotoras de la iniciativa, Charo Alises, abogada de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB).
artículo completo en aceprensa.com


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