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domingo, 21 de agosto de 2022

El día del Señor: domingo 21 del T.O. (C)


El Señor nos hace ver que el camino a la salvación va de la mano de la entrega generosa a los demás por amor a Dios. Acompaño mis reflexiones.

"Esforzaos a entrar por la puerta estrecha". Esta exhortación del Señor es el mayor mentís a la ilusión de lograr la salvación por la senda de la permisividad, de un cristianismo light. Por ese camino el hombre no sólo no llega a su destino eterno sino a ninguna parte. También en esta vida el esfuerzo es el salario del éxito.

En su homilía "Tras los pasos del Señor", S. Josemaría Escrivá, recuerda los tres caminos que tuvo en un sueño un escritor español del siglo de oro: "Delante de él se abren dos caminos. Uno se presenta ancho y carretero, fácil, pródigo en ventas y mesones y en otros lugares amenos y regalados. Por allí avanzan las gentes a caballo o en carrozas, entre músicas y risas -carcajadas locas-; se contempla una muchedumbre embriagada en un deleite aparente, efímero, porque ese derrotero acaba en un precipicio sin fondo. Es la senda de los mundanos, de los eternos aburguesados: ostentan una alegría que en realidad no tienen... No quieren saber nada de la Cruz de Cristo, piensan que es cosa de chiflados. Pero son ellos los dementes: esclavos de la envidia, de la gula, de la sensualidad, terminan pasándolo peor, y tarde se dan cuenta de que han malbaratado, por una bagatela insípida, su felicidad terrena y eterna".

"Por dirección distinta, sigue diciendo, discurre en ese sueño otro sendero: tan estrecho y empinado, que no es posible recorrerlo a lomo de caballería. Todos los que lo emprenden, adelantan por su propio pie, quizá en zigzag, con rostro sereno, pisando abrojos y sorteando peñascos. En determinados puntos, dejan a jirones sus vestidos, y aún su carne. Pero al final, les espera un vergel, la felicidad para siempre, el Cielo. Es el camino de las almas santas".

"Luego -termina-, durante el mismo sueño, descubría aquel escritor un tercer itinerario: estrecho, tapizado también de asperezas y de pendientes duras como el segundo: Por allí avanzaban algunos en medio de mil penalidades, con ademán solemne y majestuoso. Sin embargo, acababan en el mismo precipicio horrible al que conducía el primer sendero. Es el camino que recorren los hipócritas, los que carecen de rectitud de intención, los que se mueven por un falso celo, los que pervierten las obras divinas al mezclarlas con egoísmos ".

«Y recorría ciudades y aldeas enseñando, mientras cami­naban hacia Jerusalén. Y uno le dijo: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?». Él les contestó: «Esforzaos para entrar por la puerta angosta, porque muchos, os digo, intentarán entrar y no podrán. Una vez que el dueño de la casa haya entrado y cerrado la puerta, os quedaréis fuera y empezaréis a golpear la puerta, diciendo: "Señor, ábrenos". Y os responderá: "No sé de dónde sois". Entonces empezaréis a decir: "Hemos co­mido y hemos bebido contigo, y has enseñado en nuestras pla­zas". Y os diré: "No sé de dónde sois; apartaos de mí todos los que obráis la iniquidad". Allí será el llanto y rechinar de dientes, cuando veáis a Abraham y a Isaac y a Jacob y a todos los profetas en el Rei­no de Dios, mientras que vosotros sois arrojados fuera. Y vendrán de Oriente y de Occidente y del Norte y el Sur y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios. Pues hay últimos que serán primeros y primeros que serán últimos». (Lucas 13, 22-30)

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