Así reflejó un medio de comunicación el encuentro que mantuvo Mons. Javier Echevarría con varios centenares de personas en Colonia (Alemania) el pasado día 31.
Más de 1.300 miembros y amigos del Opus Dei acudieron el sábado a la sala Gürzenich de Colonia para participar en una reunión catequética con el Prelado del Opus Dei, Obispo Javier Echevarría. Con estos encuentros catequéticos, el doctor en Derecho civil y canónico, nombrado Prelado del Opus Dei por el Papa Juan Pablo II en 1994, continúa una tradición iniciada en todo el mundo durante los años setenta por el Fundador del Opus Dei, san Josemaría Escrivá, que también siguió su sucesor, el Obispo Álvaro del Portillo.
En una alocución pronunciada sin guión escrito, el Prelado del Opus Dei informó sobre su participación en la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Río de Janeiro y el viaje pastoral que realizó a continuación por Brasil, Uruguay, Argentina y Chile. «Fueron días de gran intensidad espiritual». A pesar de su existencia marcada por la crisis, los fieles están animados por una gran esperanza porque, gracias a la fe, «crecen considerablemente los frutos espirituales y humanos».
«Esforcémonos también por ayudar a nuestros familiares, amigos y compañeros de trabajo o de estudios para que lleven, cada día con nuevo impulso, una auténtica vida cristiana, de acuerdo con la profesión de fe»
Echevarría responde a las preguntas de los invitados con realismo y cariño. Una joven que emigró de Siberia a Alemania, habla de su conversión a la fe católica y de su futura familia. En su respuesta, Echevarría subraya el valor de la familia cristiana y habla de la necesidad de defenderla, precisamente en la época actual en la que en todos los campos se extiende la desorientación. Para que el amor no sea egoísta es necesario —continúa diciendo— se deben purificar los propios sentimientos. La caridad es expresión del amor de Dios, que no se agota en vagos sentimientos; y lo mismo puede decirse del amor entre el hombre y la mujer, y del amor a los hijos, que siempre son un regalo de Dios.
Con vivaz brillantez, el Prelado responde a la pregunta de un joven. Éste, experto en percusión de Jazz y procedente de Erfurt, quería saber cómo tratar a personas de su entorno que no tienen fe. «Esforcémonos también por ayudar a nuestros familiares, amigos y compañeros de trabajo o de estudios para que lleven, cada día con nuevo impulso, una auténtica vida cristiana, de acuerdo con la profesión de fe», responde el Prelado. Por eso es importante —sigue diciendo— tener presente que todos los cristianos están llamados a seguir a Jesucristo. «El espíritu del Opus Dei es el espíritu de la primitiva cristiandad»: Echevarría cita a san Josemaría. El objetivo del apostolado es llevar una vida acorde con la fe en la vida cotidiana, sobre todo mediante la santificación del trabajo.
Echevarría recomienda la lectura del Catecismo, «para llevar la fe al mundo», tal y como dice el Papa Francisco con su modo tan fresco de expresarse.
A una estudiante de Colonia, que se queja de la distracción que produce Internet, el Prelado aconseja que no se deje llevar por la avidez de nuestro tiempo, que también se expresa en la curiosidad. «La semilla divina del amor, que Dios ha sembrado en nosotros, tiene que crecer para dar frutos». Echevarría aconseja utilizar las nuevas tecnologías para llevar el espíritu de Dios al mundo. Como ejemplo expone que la canonización de Josemaría Escrivá no habría sido posible en ese breve periodo de tiempo sin las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías. Refiriéndose a la avalancha de información, anima a rezar por las personas afectadas por las catástrofes. «Nuestro principal apostolado como cristianos consiste en crear en el mundo un ambiente de auténtica caridad».
Apenas ha terminado de contestar, cuando un chico pequeño corre hacia el estrado y grita: «¿Por qué Dios no mata al diablo?». El Prelado contesta que «Dios es el amor puro». Por ello, la caridad cristiana consiste en amar como Cristo nos ha amado. Y el Obispo Echevarría añade: «Reza, pues, para que Dios te refuerce la fe, pues allí donde está Dios no puede estar el diablo; ¿lo has entendido?»
«Nuestro principal apostolado como cristianos consiste en crear en el mundo un ambiente de auténtica caridad».
La última pregunta la hace una estudiante de segunda enseñanza de Colonia: «¿Cómo puedo conocer mi vocación?»
Echevarría recomienda la lectura del Catecismo, «para llevar la fe al mundo», tal y como dice el Papa Francisco con su modo tan fresco de expresarse. «La humildad es lo que nos lleva al bien camino». En el esfuerzo de santificar la vida cotidiana surge automáticamente la cercanía a Dios. Para actuar contra el destructor espíritu de los tiempos es absolutamente necesario sembrar una cultura del perdón en las diferentes esferas de la sociedad.
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