¿Qué significa que la Iglesia es católica? es la pregunta que centró la catequesis del Papa Francisco este miércoles, día de audiencia general. Ante miles de fieles y peregrinos – muchos venidos de España y Latinoamérica- en una lluviosa mañana de otoño, el Obispo de Roma recordó que así como en la familia cada uno recibe lo que necesita para crecer y madurar, en la Iglesia se nos da todo lo necesario para creer y vivir como cristianos.
“La Iglesia es católica porque es la casa de la armonía. Es como una gran orquesta que sabe integrar la diversidad de cada elemento en la armonía de una sinfonía”. Por esto, enfatizó el Papa, todos en la Iglesia nos debemos sentir llamados a anunciar y dar testimonio de la fe. “Que todos nos dejemos guiar por el Espíritu Santo para que vivamos con verdadero espíritu católico nuestra pertenencia gozosa a la Iglesia”.
Palabras del Papa en español
Queridos hermanos y hermanas:
Reflexionamos hoy sobre la catolicidad de la Iglesia. ¿Qué significa que la Iglesia es católica? En primer lugar, que en ella Cristo nos da la plenitud de los medios de salvación. Así como en la familia cada uno recibe lo que necesita para crecer y madurar, en la Iglesia se nos da todo lo necesario para creer y vivir como cristianos. Preguntémonos: ¿Cómo vivo yo en la Iglesia? ¿Participo en la vida de la comunidad y acojo los medios que se me dan para crecer como cristiano, o me encierro en mí mismo?
En segundo lugar, la Iglesia es católica porque es universal, esparcida por todo el mundo y ofrece a todos la salvación que Cristo ha traído. Todos en la Iglesia nos debemos sentir llamados a anunciar y dar testimonio de la fe. ¿Qué hago para comunicar a otros la alegría de haber encontrado al Señor y pertenecer a la Iglesia? Por último, la Iglesia es católica porque es la casa de la armonía. Es como una gran orquesta que sabe integrar la diversidad de cada elemento en la armonía de una sinfonía. ¿Sabemos vivir la armonía en nuestras comunidades, aceptando al otro con sus diferencias, o tendemos a la uniformidad?
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a las Religiosas capitulares de Jesús María, así como a los grupos venidos de España, Argentina, México, Panamá, Costa Rica, Uruguay, Ecuador, Perú, Chile, y otros países latinoamericanos. Que todos nos dejemos guiar por el Espíritu Santo para que vivamos con verdadero espíritu católico nuestra pertenencia gozosa a la Iglesia. Muchas gracias.
Catequesis del Papa en italiano
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Veo que hoy a pesar de ser una jornada fea, han sido valientes, ¿eh? ¡Felicitaciones! Felicitaciones…“Creo en la Iglesia una, santa, católica… “. Hoy hacemos una pausa para reflexionar sobre esta nota de la Iglesia, decimos “católica”, ¿eh? De la catolicidad. En primer lugar: ¿qué significa católico? Viene del griego “kath’olòn” que significa “de acuerdo con el todo”, la totalidad. En ese sentido, esta totalidad se aplica a toda la Iglesia. En ese sentido decimos que la Iglesia es católica. Yo diría en tres significados fundamentales..
Veo que hoy a pesar de ser una jornada fea, han sido valientes, ¿eh? ¡Felicitaciones! Felicitaciones…“Creo en la Iglesia una, santa, católica… “. Hoy hacemos una pausa para reflexionar sobre esta nota de la Iglesia, decimos “católica”, ¿eh? De la catolicidad. En primer lugar: ¿qué significa católico? Viene del griego “kath’olòn” que significa “de acuerdo con el todo”, la totalidad. En ese sentido, esta totalidad se aplica a toda la Iglesia. En ese sentido decimos que la Iglesia es católica. Yo diría en tres significados fundamentales..
1. El primero. La Iglesia es católica porque es el espacio, la casa en la que se anuncia toda la fe, en la que la salvación que Cristo nos ha traído se ofrece a todos. La Iglesia nos hace encontrar la misericordia de Dios que nos transforma, porque en ella está presente Jesucristo, que le da la verdadera confesión de fe, la plenitud de la vida sacramental, la autenticidad del ministerio ordenado. En la Iglesia, cada uno de nosotros encuentra lo que es necesario para creer, para vivir como cristianos, para ser santos, para caminar en todos los lugares y en todas las épocas.
Por poner un ejemplo, podemos decir que es como en la vida familiar. En familia, a cada uno de nosotros se nos da todo lo que nos permite crecer, madurar, vivir. No se puede crecer solos, no puede caminar solos, aislándonos, sino que se camina y se crece en comunidad, en una familia. Y así, la Iglesia es así. En la Iglesia podemos escuchar la Palabra de Dios, seguros que es el mensaje que el Señor nos ha dado; en la Iglesia podemos encontrar al Señor en los sacramentos que son ventanas abiertas por donde se nos da la luz de Dios, arroyos de los cuales tomamos la misma vida de Dios; en la Iglesia aprendemos a vivir en comunión el amor que viene de Dios. Cada uno de nosotros puede preguntarse ¿Cómo vivo en la Iglesia? Cuando voy a la Iglesia, ¿es cómo si fuera al estadio, a un partido de fútbol? Es como si fuera al cine? ¿No! ¡Es otra cosa! ¿Cómo voy a la iglesia? ¿Cómo acepto los dones que me ofrece, para crecer, madurar como cristiano? ¿Participo en la vida comunitaria o voy a la iglesia y me encierro en mis problemas, aislándome de los demás? En este primer sentido, la Iglesia es católica porque es la casa de todos: todos somos hijos de la Iglesia y todos estamos en esa casa.
2. Un segundo significado: la Iglesia es católica porque es universal, se extiende por todo el mundo y anuncia el Evangelio a todos los hombres y todas las mujeres. La Iglesia no es un grupo de élite, sólo para unos pocos. La Iglesia no tiene cierres, es enviada a todo el mundo, a toda la humanidad. Y la única Iglesia está presente incluso en las partes más pequeñas de la misma. Todos podemos decir: en mi parroquia está presente la Iglesia católica, porque ella también es parte de la Iglesia universal, porque también tiene la plenitud de los dones de Cristo, la fe, los Sacramentos, el ministerio; está en comunión con el Obispo, con el Papa y está abierta a todos, sin distinción.
La Iglesia no está solamente a la sombra de nuestro campanario, sino que abraza una gran variedad de gentes, de pueblos que profesan la misma fe, que se nutren de la misma Eucaristía, que son atendidos por los mismos Pastores. ¡Sentirse en comunión con todas las iglesias, con todas las comunidades católicas grandes y pequeñas de todo el mundo! ¡Es bonito esto! Y luego, sentirnos que todos estamos en misión, pequeñas o grandes comunidades, todos tenemos que abrir nuestras puertas y salir para anunciar el Evangelio. Preguntémonos entonces: ¿qué estoy haciendo para comunicar a los demás la alegría del encuentro con el Señor, la alegría de pertenecer a la Iglesia? ¡Proclamar y dar testimonio de la fe no es una cuestión de unos pocos, se refiere también a mí, a ti, a cada uno de nosotros!
La Iglesia no está solamente a la sombra de nuestro campanario, sino que abraza una gran variedad de gentes, de pueblos que profesan la misma fe, que se nutren de la misma Eucaristía, que son atendidos por los mismos Pastores. ¡Sentirse en comunión con todas las iglesias, con todas las comunidades católicas grandes y pequeñas de todo el mundo! ¡Es bonito esto! Y luego, sentirnos que todos estamos en misión, pequeñas o grandes comunidades, todos tenemos que abrir nuestras puertas y salir para anunciar el Evangelio. Preguntémonos entonces: ¿qué estoy haciendo para comunicar a los demás la alegría del encuentro con el Señor, la alegría de pertenecer a la Iglesia? ¡Proclamar y dar testimonio de la fe no es una cuestión de unos pocos, se refiere también a mí, a ti, a cada uno de nosotros!
3. Una tercera y última reflexión: la Iglesia es católica, porque es la “Casa de la armonía”, donde la unidad y la diversidad hábilmente se combinan entre sí para ser riqueza”. Pensemos en la imagen de la sinfonía, que significa acuerdo y armonía, diferentes instrumentos tocan juntos, cada uno conserva su timbre inconfundible y las características de sonido se funden y acuerdan en algo común. Luego está el que guía, el director, y en la sinfonía que se ejecuta todos tocan juntos en “armonía”, pero no se borra el timbre de cada instrumento, la peculiaridad propia, ¡sino que se valoriza al máximo!
Es una bella imagen que nos dice que la Iglesia es como una gran orquesta, en la que hay variedad,
No todos somos iguales, y no debemos ser iguales. Todos somos diversos, diferentes, cada uno con sus propias cualidades y esa es la belleza de la Iglesia: cada uno trae lo propio, lo que Dios le dio, para enriquecer a los demás. Y entre los miembros hay esta diversidad, pero es una diversidad que no entra en conflicto, no se contrapone; es una variedad que se deja fundir en armonía por el Espíritu Santo; Él es el verdadero “Maestro”, y Él mismo es la armonía. Y ahora preguntémonos: ¿en nuestras comunidades vivimos en armonía, o discutimos entre nosotros? En mi parroquia, en mi movimiento, en la Iglesia ¿Hay habladurías? Y, si hay habladurías, no hay armonía: hay lucha. Y ésta no es la Iglesia: la Iglesia es la armonía de todos. Nunca hablen uno contra el otro, nunca se peleen. Aceptemos al otro, aceptemos que haya una justa variedad, que esto sea diferente, que éste piense así, o piense asá? ¿Pero, en la misma fe se puede pensar así, O tendemos a uniformarlo todo? ¡La uniformidad mata la vida. La vida de la Iglesia es variedad, y cuando queremos poner esta uniformidad en todo, matamos los dones del Espíritu Santo! Oremos al Espíritu Santo, que es el autor de esta unidad en la variedad, de esta armonía, para que nos haga cada vez más “católicos”, en esta Iglesia que es católica y universal! Gracias”.
Es una bella imagen que nos dice que la Iglesia es como una gran orquesta, en la que hay variedad,
No todos somos iguales, y no debemos ser iguales. Todos somos diversos, diferentes, cada uno con sus propias cualidades y esa es la belleza de la Iglesia: cada uno trae lo propio, lo que Dios le dio, para enriquecer a los demás. Y entre los miembros hay esta diversidad, pero es una diversidad que no entra en conflicto, no se contrapone; es una variedad que se deja fundir en armonía por el Espíritu Santo; Él es el verdadero “Maestro”, y Él mismo es la armonía. Y ahora preguntémonos: ¿en nuestras comunidades vivimos en armonía, o discutimos entre nosotros? En mi parroquia, en mi movimiento, en la Iglesia ¿Hay habladurías? Y, si hay habladurías, no hay armonía: hay lucha. Y ésta no es la Iglesia: la Iglesia es la armonía de todos. Nunca hablen uno contra el otro, nunca se peleen. Aceptemos al otro, aceptemos que haya una justa variedad, que esto sea diferente, que éste piense así, o piense asá? ¿Pero, en la misma fe se puede pensar así, O tendemos a uniformarlo todo? ¡La uniformidad mata la vida. La vida de la Iglesia es variedad, y cuando queremos poner esta uniformidad en todo, matamos los dones del Espíritu Santo! Oremos al Espíritu Santo, que es el autor de esta unidad en la variedad, de esta armonía, para que nos haga cada vez más “católicos”, en esta Iglesia que es católica y universal! Gracias”.
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