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viernes, 21 de febrero de 2014

El Papa pide una pastoral «valiente» que refleje que la familia es indispensable para el mundo

   
   Pese al «maltrato y desprecio» que sufre hoy, la familia es una institución «hermosa, verdadera y buena» y que resulta «indispensable» para la vida del mundo y el «futuro de la humanidad». Es la advertencia que lanzó ayer el Papa Francisco durante el primer día de consistorio extraordinario sobre la familia que concluirá hoy en el Vaticano. 

   Ante más de 150 cardenales provenientes de todo el orbe católico, el obispo de Roma les animó a desarrollar en sus Iglesias locales una pastoral familiar «inteligente, valiente y llena de amor», que sirva para «ayudar a los matrimonios a vivir con alegría» el plan que Dios tiene sobre ellos y a «acompañarles en tantas dificultades».

   «La familia es la célula fundamental de la sociedad humana. Desde el principio el Creador bendijo al hombre y a la mujer para que fueran fecundos y se multiplicaran sobre la Tierra. Por ello, la familia se representa en el mundo como el reflejo de Dios», afirmó Francisco en su alocución inicial en este consistorio que sirve como etapa de preparación para el sínodo sobre la pastoral familiar que se celebrará el próximo mes de octubre. Con motivo de esta próxima asamblea, el organismo que organiza el sínodo ha animado a todos los católicos a que hagan llegar a sus obispados o directamente a Roma un cuestionario en el que pueden opinar sobre los grandes desafíos que afronta la familia en nuestro tiempo. La iniciativa ha sido muy exitosa.



El Papa subrayó que en la reflexión sobre esta cuestión deberá estar siempre presente «la belleza de la familia y del matrimonio, la grandeza de esta realidad humana tan sencilla y al mismo tiempo rica, hecha de alegrías y esperanzas, de fatigas y sufrimientos, como toda la vida». Deseó luego que todos los cardenales reunidos en Roma consigan profundizar sobre la teología y la pastoral de la familia y su estado en las condiciones actuales. Para evitar debates estériles, pidió «profundidad» y no caer en los casos particulares, para conseguir así «que inevitablemente baje el nivel de nuestro trabajo».

Entre los purpurados había gran expectación por conocer cómo iba a ser la intervención introductoria del consistorio que Francisco había encargado al cardenal alemán Walter Kasper, presidente emérito del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos y teólogo muy apreciado por él. Kasper se extendió durante dos horas en su alocución, que dedicó a alertar sobre los riesgos de caer en posturas demasiado duras o laxas frente a los problemas que sufren hoy los matrimonios católicos. «Debemos mostrar con palabras y hechos que es posible que las personas encuentren la felicidad en la familia», comentó el purpurado germano, calificando esta institución de «Iglesia doméstica» en la que se puede hacer un «camino privilegiado de evangelización y de amor». «La familia es futuro y también para la Iglesia constituye el camino hacia el futuro», advirtió. El Papa ha agradecido al presidente emérito del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristiano, cardenal Walter Kasper, la «valiosa contribución» de su introducción dedicada a la pastoral familiar. Tras la intervención del cardenal Kasper han comenzado las intervenciones libres de los cardenales. Según ha explicado el director de la Oficina de Prensa del Vaticano, el padre Federico Lombardi, esta sección dedicada a los divorciados que se han vuelto a casar se estructuraba a su vez a partir del binomio de la «fidelidad a las palabras de Jesús» y «la misericordia de Dios» y se articulaba en las dimensiones «jurídica y pastoral», que no están «en contradicción». El cardenal Kasper también ha destacado que «la Iglesia encuentra la realidad de la vida a través de las familias» y que por eso las familias son el «banco de prueba y de urgencia de la nueva evangelización».

Mañana seguirán los encuentros con el consistorio para la creación de 19 nuevos purpurados que presidirá Francisco, quien dio la bienvenida a los neocardenales y dijo que todos les acompañaban «con la oración y el afecto fraterno».

larazon.es





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