El diagnóstico prenatal, pensado en teoría para mejorar la salud del feto, se está utilizando para eliminar a un grupo de personas: las que tienen síndrome de Down. La prueba funciona como un examen en el que se decide qué vidas son valiosas y cuáles no. Así es difícil combatir los prejuicios contra estas personas, argumenta en The Washington Post Renate Lindeman, madre de dos hijas con síndrome de Down y portavoz de la asociación de padres Downpride.
Cuando a Lindeman le dijeron que estaba embarazada de una niña con síndrome de Down, le vinieron a la cabeza una serie de pensamientos sombríos, basados en “una información negativa y anticuada” sobre esta discapacidad. Gracias al trato con su hija April, ahora de 11 años, comprendió que esa información no se parecía en nada a la realidad que viven las personas con síndrome de Down.
La lección le sirvió para vivir de otra forma la noticia de que su hija Hazel también nacería con síndrome de Down. “Me quedé de piedra cuando un conocido me preguntó por qué no había abortado (…). Aunque mis prejuicios habían cambiado radicalmente desde que nació mi primera hija, me di cuenta de que las actitudes negativas sobre su condición estaban muy arraigadas”, escribe.
Aceprensa: LEER MÁS
No hay comentarios:
Publicar un comentario