El pasado 3 de marzo apareció, en la localidad guipuzcoana de Mondragón, una recién nacida abandonada debajo de un coche, aún con restos de la placenta, y las autoridades no pudieron sino certificar su defunción.
Mejor suerte había corrido un año antes otra pequeña de apenas tres días, dejada a las puertas de una iglesia en Madrid. Un vecino la encontró, la puso a resguardo del intenso frío, y dio aviso. El nombre del bebé, que constaba en un papelito, era toda una premonición: María Milagros.
Hay mecanismos para evitar situaciones de este tipo. La Comunidad de Madrid, por ejemplo, dispone de un programa: “Antes de abandonarme, haz una llamada”, por el cual se ofrece a las madres en situación desesperada dos números telefónicos a los que llamar; todo “confidencial y con las máximas garantías jurídicas y de seguridad” para la madre y para su bebé, que puede ser dado en adopción, un destino bastante más afortunado que el de acabar en un vertedero.
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aceprensa.com
Juan Ramón Domínguez Palacios
http://lacrestadelaola2028.blogspot.com
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