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| Hermanitas de los pobres |
El 8 de julio, el Tribunal Supremo de Estados Unidos dictó dos sentencias a favor de la libertad religiosa. La primera ampara a una congregación religiosa y a cualquier empleador que se oponga por motivos de conciencia a facilitar determinados servicios en los seguros médicos de sus empleadas. La segunda avala la libertad de dos colegios católicos de California para elegir a sus profesores. Ambas sentencias han salido adelante con 7 votos contra 2.
De los dos casos, el más mediático es el de las Hermanitas de los Pobres, una congregación religiosa católica dedicada a cuidar a ancianos sin recursos en residencias que gestionan con ayuda de unos 2.700 empleados.
La “odisea legal” de las monjas, como la denomina la sentencia, comenzó hace casi una década. En 2011, durante la presidencia de Obama, el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) impuso a los empleadores –bajo pena de multa– la obligación de financiar anticonceptivos, algunos con posible efecto abortivo, en los seguros médicos de sus empleadas. Ante el revuelo que provocó la norma, conocida como el “mandato anticonceptivo” y rebautizada por sus críticos como el “mandato anticonciencia”, el gobierno ofreció una “acomodación” a las instituciones religiosas para que no tuvieran que pagar directamente la cobertura de esos servicios. Pero siguió pesando sobre ellas la obligación de garantizar –a través de una aseguradora– que sus empleadas recibían esos servicios sin coste alguno.
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