El Santo Padre dejó ayer dos mensajes claros. El primero, que la “doctrina católica sobre el matrimonio no será tocada”. El segundo, pidió a los padres sinodales que no reduzcan “el sínodo a la discusión sobre la comunión para los divorciados y vueltos a casar”, recordándoles que “el horizonte es mucho más amplio”. Así lo explicó en rueda de prensa el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, durante el segundo día del Sínodo ordinario de la Familia.
En ese horizonte amplio se quiere hacer hincapié en temas concretos dedicados a los retos pastorales de la familia en el contexto de la nueva evangelización, título de este sínodo ordinario de los obispos.
Los padres sinodales están muy preocupados por el alto número de separaciones y divorcios, que está provocando en los jóvenes miedo al compromiso. Algunos prelados reconocen que en sus países “estamos en pañales en atención a familias rotas”, como ha admitido el cardenal José Luis Lacunza, obispo de David (Panamá). “Creo que todavía no hay, -a nivel eclesial en general y de la diócesis mía en concreto-, suficiente sensibilidad. Quizá hemos vivido esas situaciones como algo ajeno a nosotros”, declaró a Rome Reports. En España, los Centros de Orientación Familiar, llevan funcionando varios años en las parroquias, intentando acompañar a las familias rotas. El Instituto Pontificio de la Familia forma a expertos pastorales, laicos y sacerdotes, para ayudarles a resolver sus problemas.
En este sentido, Mons. Mario Iceta, obispo de Bilbao, uno de los participantes, declaró que “en un mundo difícil, complicado, con muchos valores positivos, pero también con sus dificultades, pienso que el acompañamiento a las familias, cercano, personalizado, es la contribución más grande que podemos dar a las familias”.
El segundo día del sínodo, otro de los padres sinodales expuso una realidad frecuente en su país: muchas parejas que viven juntas sin casarse, y algunas de estas parejas que no están bautizadas ypiden recibir el sacramento del bautismo pero se les condiciona el bautismo a que se casen. Pidió una solución para estos casos.
Durante la primera semana, el sínodo se está concentrando en los múltiples desafíos que cada día afrontan las familias. La segunda semana se hablará de la vocación y la tercera, de la misión.
Ideología de género
Algunos padres sinodales latinoamericanos han denunciado enérgicamente la legislación de países y organizaciones internacionales que incorporan en la educación la llamada ideología de género, “una ideología que busca tergiversar los términos y hacernos creer que cualquier diferencia es una injusticia y dogmatizan que cada quien es el dios de sí mismo”, dijo el portavoz del Vaticano en rueda de prensa.
Los otros tres temas que se van a debatir esta semana son: la problemática de las familias que viven en situaciones económicas difíciles; la cultura del descarte (como así lo ha denominado el Santo Padre) es decir, cómo ayudar mejor a los niños y los ancianos, los grupos más vulnerables; y por último, la afectividad. Los obispos y las 18 familias que participan en este sínodo, estudiarán cómo ayudar a las personas para que alcancen la madurez afectiva que les asegure una estabilidad necesaria en la vida familiar.
Entre las voces sonoras de los padres sinodales se escuchó, el segundo día, del sínodo el llanto de un bebé: es el participante más joven de la asamblea de obispos, se llama David, tiene 4 meses, sus padres pertenecen al camino neocatecumenal, son italianos, pero están de misión en Holanda. El bebé se convirtió en la atracción de los padres sinodales, ya que todos buscaban un “selfie” con él.
religionconfidencial.com
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