“Las leyes las hacen los hombres, no Dios”. Esta afirmación –ya varias veces reiterada- del ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, viene a sintetizar toda la filosofía postmodernista o de “progreso” que sitúa en su centro el gran debate de nuestro tiempo entre la “nueva religión” del laicismo y el cristianismo. Podría formularse de otra forma para entendernos mejor: “Si no hay ley de Dios, corresponde a los hombres hacer las leyes que consideren oportunas y, en consecuencia, la Iglesia no tiene otra salida que callarse y dar al hombre lo que al hombre pertenece…” Y claro, el papel que corresponde al hombre es actuar como si Dios no existiera… Nada nuevo bajo el sol. SIGUE
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