Tras el nombramiento de Rajoy como presidente del Gobierno nos encontramos en la perspectiva de un posible cambio en la educación de nuestra nación. Ante él, Francisco Romo -desde su experiencia como profesor y responsable de un centro educativo- se pregunta hoy en Páginas Digital: “¿qué cambio? ¿Qué decisiones políticas podemos esperar que hagan vislumbrar una nueva era para la educación en nuestro país? ¿Es posible cambiar algo en nuestro sistema educativo con una perspectiva de mejora real?“.
“En el discurso de investidura como presidente del gobierno -destaca Romo-, Rajoy señaló como una de las medidas que pretende su gobierno el bachillerato de tres años. (…) Creo que el planteamiento (…) de no querer hacer reformas estructurales no fue valiente. En efecto, Rubalcaba sacó la cuestión principal en la respuesta: no se pueden hacer sólo retoques porque desde la LODE y la LOGSE la estructura del sistema educativo y su planteamiento pedagógico tienen una unidad”.
Y es que, señala el autor, “en primer lugar, o se cambia el sistema educativo LODE y LOGSE (lo que permitiría introducir también una nueva formación para el trabajo) o se introducen pequeños retoques como intentó el gobierno de Aznar al final de su segunda legislatura con la LOCE (Ley Orgánica para la Calidad de la Educación) (…)”. Y, “(…) en segundo lugar, el planteamiento educativo que se introducía en la LOGSE se realiza desde una única metodología, la constructivista, que pone el acento en la capacidad (radical) constructiva del sujeto frente a la realidad, sostenido dicho sujeto por la sociedad que a su vez le construye (véase Bruner, Piaget, Ausubel, Vygotski y compañía). Pedagogía que ha demostrado su fracaso absoluto en los países que se ha desarrollado. Los especialistas en educación en la órbita del PP (Alicia Delibes, Juaristi, Rupérez, Nasarre…) y otros críticos del constructivismo, como Barrio Maestre, señalan como necesidad vital para un cambio en la educación recuperar los contenidos que permitan a nuestros alumnos crecer en contacto con una realidad que no producimos únicamente nosotros”.
La introducción de un tercer año de bachillerato es, por si misma, una medida interesante para conseguir una mayor madurez del alumnado al llegar a la universidad, pero lo que está claro en principio -concluye Romo-es que el nuevo presidente no plantea cambios profundos en la educación ¿Será una nueva ocasión perdida?“.
PROFESIONALES POR LA ÉTICA
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