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miércoles, 7 de marzo de 2012

«Educación Cívica y Constitucional»

Juan Manuel de Prada   Al escritor Juan Manuel de Prada debemos algunos de los primeros y más agudos análisis de la verdadera entraña cultural del Gobierno Zapatero. Cuando la mayoría sólo veían un conjunto de medidas improvisadas y frívolas, Prada supo mostrar que estábamos ante un proyecto de reingeniería social en toda la regla, del que las asignaturas de Educación para la Ciudadanía (EpC) constituían el ariete en la escuelas. Los artículos entonces publicados por Prada  y recogidos después en sus libros “Nadando contracorriente”“La nueva tiranía. El sentido común frente al mátrix progre” resultaron en cierta manera proféticos.

   Juan Manuel de Prada ha vuelto estos días sobre el significado de Educación para la Ciudadanía con un artículo que lleva por título “Educación Cívica y Constitucional”, publicado en la revista Padres y Colegios. En él, recuerda  -cómo prueba del carácter adoctrinador de EpC esgrimido por el Ministro Wert para su supresión-  el contenido de los manuales editados por el Ministerio de Educación, a través del Centro de Investigación y Documentación Educativa, cuyo propósito explícito es inculcar a los alumnos un determinado entendimiento de los valores.

   Subraya también Prada que “la misión de la enseñanza no consiste en enseñar valores, sino la naturaleza cierta de las cosas” y que “Educación para la Ciudadanía enseña valores –los valores que a la ideología gubernativa le conviene enseñar, para moldear una sociedad que comulgue amablemente con ellos–; y lo hace, inevitablemente, actuando a nivel emocional y empático, pues a fin de cuentas trata de transmitir percepciones subjetivas (por mucho que se disfracen de realidades objetivas)”.

   A partir de esta constación, se pregunta “¿qué enseñará esta Educación Cívica y Constitucional que el ministro Wert anuncia? ¿Se limitará, como nos avanzan, a explicar las normas que rigen la convivencia humana y el funcionamiento de las instituciones políticas? ¿O deslizará valoraciones interesadas sobre tales normas e instituciones?”.

   También Luis María Ansón, periodista y miembro de la Real Academia de la Lengua, ha dedicado su atención estos días a las polémicas asignaturas en un artículo en El Cultural con el título de “Educación para el totalitarismo”. “Frente a la tropelía de la asignatura zapatética -subraya Ansón-  se han producido 55.000 objeciones. El Gobierno Zapatero se las pasó por el arco del triunfo como hizo con las firmas de los 3.000.000 de padres de familia que exigían el estudio de la religión en las escuelas cuando fue sustituido por el parchís. Varios centenares de demandas contra el Estado español se estudian ahora en el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo. Y un sector de la clase política, de sólito tan mansurrona y lanar, había emprendido acciones concretas para extirpar del sistema docente español el tumor de Educación para la Ciudadanía“.

   “La victoria democrática del Partido Popular -concluye-  ha permitido al mundo de la moderación y la concordia apagar los fuegos del totalitarismo educativo que ardían ya en una parte sustancial de la educación española. La trampa había quedado al descubierto casi desde el principio. Fuimos muchos los que la denunciamos. Era necesario, sin embargo, despojar de la máscara a los autores de la tropelía y a sus encubridores. Y sustituir la asignatura de adoctrinamiento totalitario por otra de educación constitucional y cívica. Así se ha hecho y hay que felicitar al ministro Wert por su rápida decisión”.

PROFESIONALES POR LA ÉTICA
 

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