Se puede salir de una crisis económica, pero no hay terapia sin dolor.
Los casos de Alemania y de Irlanda confirman que el restablecimiento
vino tras adoptar medidas impopulares.
Desde un pequeño corte en un dedo hasta un gran desamor. Cualquier
herida de las que sufrimos en la vida requiere de un tratamiento
frecuentemente doloroso para su cura y total restablecimiento. Este
hecho, por suerte o por desgracia, también sucede en el ámbito de la
macroeconomía; por suerte, porque gracias a las crisis y las recesiones
los países son capaces de avanzar y mejorar, a través de las reformas
necesarias para recuperar el crecimiento. Por desgracia, porque
cualquier proceso de cambio y ajuste económico afecta a todos los
ciudadanos y perjudica a algunos de ellos.
Sin embargo, la experiencia nos enseña que cuando una economía toma
las medidas adecuadas para solucionar sus problemas, las perspectivas de
crecimiento mejoran, la tasa desempleo disminuye y la capacidad de
competir a nivel global del país aumenta.
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ACEPRENSA
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