En la asamblea anual de la Asociación Médica Británica (BMA),
celebrada la semana pasada en Bournemouth, se debatieron sendas mociones
relativas a la eutanasia y al aborto.
Raymond Tallis, presidente de los Profesionales de la Salud por la
Muerte Asistida (HSDA), propuso que la BMA adoptara una postura neutral
ante el previsible intento de legalizar el “suicidio asistido”.
Actualmente, la postura oficial de la BMA es contraria. La asamblea
rechazó la propuesta y reiteró que la práctica de la medicina tiene como
fin curar, no causar la muerte.
La baronesa Finlay, profesora de cuidados paliativos, alegó que si la
BMA se declarase neutral, se podría entender que está a favor de
cambiar la ley. Rebecca Briscow, estudiante de medicina, argumentó que
la posición de neutralidad perjudicaría la relación de confianza entre
pacientes y médicos, y que los médicos deben proteger especialmente a
los enfermos más vulnerables, como suelen ser los que se plantean la
eutanasia. Además, los médicos deben seguir defendiendo la vida frente a
los grupos que apoyan el suicidio asistido.
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