La iniciativa ha llevado a los chicos a vivir cómo el mensaje de Jesús lleva a darse a los demás. Se integraron con tres asociaciones marroquíes de ayuda a los necesitados, trabajaron en talleres interculturales y escucharon experiencias de musulmanes. Vuelven sin los prejuicios sobre el Islam fanático que algunos profesan.
El verano misionero en Tetuán estaba organizado por la Parroquia de
San Miguel, en Pamplona , con las misioneras de Nuestra Señora de África
y los Padres Blancos, pero se apuntaron chicos de Navarra, Vitoria,
Murcia, Madrid, Barcelona y Galicia. Ha dejado en ellos una profunda
huella porque tiene una experiencia muy cercana. "se te abren los oídos,
los ojos, el corazón", dice Maite Oiartzun, una de las misioneras que
acompañó a los chicos y que conoce muy bien el trabajo en África, gracia
a su experiencia en Burkina Fasso y Burundi.
Entre los momentos más destacados estuvo la charla que les dio un
musulmán que habló desde su fe. Gracias a este tipo de iniciativas se
produce un acercamiento intercultural e interreligioso con enorme
respeto que "permite romper con los estereotipos", explica la
organizadora. "Hemos vivido la hospitalidad, la acogida, el respeto",
añade, y muestra cómo se pueden crear puentes de solidaridad.
Los jóvenes distribuían el tiempo entre el trabajo en ONG locales por
la mañana, mano a mano con marroquíes, y los talleres y distintas
actividades por las tardes. A su regreso, los chicos no olvidan la
experiencia vivida sino que adquieren una serie de compromisos y cambios
de actitud. "Se dan cuenta de cómo pueden poner su granito de arena
desde sus entornos, la universidad, el trabajo, los amigos..."
Respecto a los brotes de violencia que se están viviendo en el mundo
musulmán contra intereses occidentales en las últimas semanas, Oiartzun
los explica cómo "montajes" porque "la mayoría lo que quiere es la paz".
RELIGIÓN CONFIDENCIAL
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