Un matrimonio generoso tiene más posibilidades de ser feliz. Esta es
la conclusión a la que han llegado dos investigadores estadounidenses en
un estudio
publicado por The Family Watch. Sus conclusiones permiten comprender
por qué los pequeños actos de servicio, las muestras frecuentes de
afecto y el perdón tienden a mejorar la convivencia entre los esposos.
En algunas columnas dedicadas a las relaciones de pareja es frecuente
que, por un lado, se exalten las emociones intensas y, por otro, se
haga un elogio de los vínculos frágiles. Cada cual tendría derecho a
vivir romances apasionados, siempre y cuando se reserve a la vez el
suficiente espacio para poner tierra de por medio y evitar así el
escozor de unos compromisos demasiado agobiantes.
Tal y como la describe el sociólogo Zygmunt Bauman en su libro Amor líquido,
la nueva norma que recomiendan estos consejeros a sus lectores es “que
presten más atención a su capacidad interior para el goce y el placer,
así como menos ‘dependencia’ de los otros, menos atención a las
exigencias de los otros, y mayor distancia y frialdad a la hora de
calcular pérdidas y ganancias”.
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