Empieza la Cuaresma con la imposición de
la ceniza el pasado Miércoles y con una enérgica llamada por parte de
la Iglesia a la preparación de la Pascua que se avecina y a la
definitiva en el Cielo. En esta espera que es nuestra vida terrena,
seremos conducidos como Jesús al desierto. El Tentador aprovechará
nuestra hambre de éxito y bienestar para sus engañosas ofertas. Como
Jesús debemos responder que no sólo de eso vive el hombre.
Hay en nosotros impulsos perversos que
el Diablo aprovecha para excitarlos: la comodidad, la sensualidad, la
codicia, la envidia, que desata la lengua y vierte en los demás el
veneno de la crítica, la agresividad y el deseo inmoderado de imponernos
a los demás... Todo un elenco de malicia que dañan a quienes nos rodean
y también a nosotros mismos.
Como suele decirse, sentir estas
perversiones no debe desorientarnos o desanimarnos, lo que hemos de
procurar, con la ayuda de Dios, es no consentirlas. Es más, las
tentaciones desempeñan un importante papel en la madurez que el
cristiano está llamado a alcanzar. "Nuestra vida, enseña S. Agustín, no
puede verse libre de tentaciones; pues nuestro progreso se realiza por
medio de la tentación y nadie puede conocerse a sí mismo si no es
tentado, ni puede ser coronado si no ha vencido, ni puede vencer si no
ha luchado". "Dichoso el varón que soporta la tentación porque, probado,
recibirá la corona de la vida que el Señor prometió" (Sant 1,12).
En uno de sus Sermones, el Santo Cura De
Ars decía: "Si preguntáis a ese parroquiano de la taberna si el demonio
le tienta, os responderá que no, que nada le inquieta. Interrogad a esa
joven vanidosa cuáles son sus luchas, y os contestará riendo que no
sostiene ninguna, ignorando totalmente en qué consiste ser tentado. Ésta
es la tentación más espantosa de todas: no ser tentado; este es el
estado de aquellos que el demonio guarda para el infierno. Me atreveré a
deciros que se guarda bien de tentarlos ni atormentarlos acerca de su
vida pasada, temiendo no abran los ojos ante sus pecados". Aunque Dios
no deja de inquietar la conciencia de sus criaturas, entendemos bien lo
que el santo de Ars quiere decir.
Justo Luis R. Sánchez de Alva
Almudí
Almudí
El Papa Pablo VI dijo: el humo de satanás se ha infiltrado en la Iglesia.
ResponderEliminarCuando aún no era Papa, Juan Pablo II dijo en el Congreso Eucarístico en Filadelfia: ´´estamos ahora ante la confrontación histórica más grande que los siglos jamás han conocido. Ante la lucha final entre la Iglesia y la anti-iglesia; entre Evangelio y anti-evangelio, pero ahora hemos llegado al termino de esta batalla que muy pocos realmente perciben en el mundo actual y que los hace incapaces de discernir los signos de los tiempos y entender lo que está pasando en el mundo de hoy en sus más profundas causas ontológicas, porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni tampoco entienden.´´
El Obispo de Roma Benedicto XVI, dijo el 13-5-2010: a partir de ahora los ataques vendrán desde dentro de la propia Iglesia.
Profecia de S. Francisco de Asís:
Poco antes de morir, San Francisco de Asís reunió a sus seguidores y les advirtió de los problemas venideros, diciendo:
“1. Sean fuertes, mis hermanos, tomen fuerza y crean en el Señor. Se acerca rápidamente el tiempo en el que habrá grandes pruebas y tribulaciones; abundarán perplejidades y disensiones, tanto espirituales como temporales; la caridad de muchos se enfriará, y la malicia de los impíos se incrementará.
“2. Los demonios tendrá un poder inusual; la pureza inmaculada de nuestra Orden y de otras, se oscurecerá en demasía, ya que habrá muy pocos cristianos que obedecerán al VERDADERO Sumo Pontífice y a la Iglesia Romana con corazones leales y caridad perfecta. En el momento de esta tribulación un hombre, elegido NO CANONICAMENTE, se elevará al Pontificado, y con su astucia se esforzará por llevar a muchos al error y a la muerte.
2 Tesalonicenses 2. El anticristo no puede usurpar el trono sagrado hasta que no sea quitado de en medio quien se lo impide (katejon).
Pero ahora con la renuncia del Papa, como no ha muerto, ya ha ocurrido, luego el anticristo puede sentarse en la cátedra de Pedro.
Catecismo 675.
Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes (cf. Lc 18, 8; Mt 24, 12). La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra (cf. Lc 21, 12; Jn 15, 19-20) desvelará el "Misterio de iniquidad" bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad. La impostura religiosa suprema es la del Anticristo, es decir, la de un seudo-mesianismo en que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de Dios y de su Mesías venido en la carne (cf. 2 Te 2, 4-12; 1Te 5, 2-3;2 Jn 7; 1 Jn 2, 18.22).
Apocalipsis 14: quien se deje sellar con la marca de la bestia (666), se condenará.