El actual debate sobre el conocido erróneamente como el ‘matrimonio
homosexual’, en Gran Bretaña y en Francia, reproduce en estos países la
situación que se vivió en España en 2005: minorías muy activas y
beligerantes presionan a los gobernantes y a la opinión pública, sin
debate serio alguno, para sacar adelante la desaparición del matrimonio;
mientras una amplia parte de la sociedad y del parlamento se opone con
razones bien fundadas que nunca son contestadas, resolviéndose el debate
por la mera fuerza de los votos de minorías políticas circunstanciales.
Lo mismo está sucediendo en EEUU y en varios países de la América
Latina como Uruguay, México, Chile o Brasil.
Estos datos acreditan que este es un debate abierto y que hay que
seguir dando la batalla de la defensa del matrimonio, en todos los
países incluida España. Como en el caso del aborto, estamos ante una de
las cuestiones fundamentales de nuestra época, en la que está en juego
la defensa del carácter humanista de nuestra sociedad.
Vivimos unos días en los que se enfrenta la ideología del laicismo de
género, y su visión del hombre, a la mejor tradición de la
antropología de inspiración cristiana. Los frentes de batalla son el
derecho a la vida, la consideración de la sexualidad, la educación y la
definición del matrimonio. En la postura de las personas, las sociedades
y las leyes en estas cuatro materias se juega el futuro de nuestra
cultura. Lo que está en juego va más allá de las leyes de un país
concreto y de las tomas de posición de un partido político u otro, en
éste o aquel país. Es la idea sobre el hombre, lo que se discute y, por
ello, toda persona responsable debe colaborar en esta batalla; pues está
en juego todo lo importante para la definición de la sociedad en la que
vivirán nuestros hijos.
España ha jugado un triste papel con su ejemplo en los últimos años promoviendo leyes inhumanas, nos corresponde trabajar
para en un futuro próximo dar ejemplo de que es posible conseguir dar
la vuelta a esta situación avanzando hacia una nueva protección de la
vida, un primer respeto hacia el matrimonio y el derecho de las familias
para transmitir en libertad una visión responsable de la sexualidad.
FORO DE LA FAMILIA
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