El Papa ya no puede más. Hoy lo ha anunciado a los cardenales que
estaban reunidos en Roma. El 28 de febrero a las ocho de la tarde, hora
de Roma el Papa dejará de ser Papa, comenzará el periodo de Sede Vacante
y, en un plazo máximo de 20 días, los cardenales se reunirán en
cónclave para elegir a un nuevo Papa. Recemos por el Papa y por el futuro Romano Pontífice.
En el comunicado, que el Papa ha leído en latín a los cardenales, les
explica que“para gobernar la sede de Pedro y anunciar el Evangelio, es
necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor
que, en los últimos meses, ha disminuido en mi de tal forma que he de
reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue
encomendado”.
Esta es una situación muy extraña en la Iglesia católica, que sólo se dio antes en tres ocasiones con Celestino V, con Clemente I y con Gregorio XII.
A las 8 de la tarde del último día de febrero, todos los cargos del Vaticano excepto el Camarlengo, el Penitenciario y el Vicario de Roma quedarán vacantes a la espera de la nueva 'fumata bianca' en la que será elegido el Papa que canonice a los nuevos santos el 12 de mayo, acuda a las JMJ de Brasil y conduzca a la Iglesia en la travesía de este Año de la Fe.
Esta es una situación muy extraña en la Iglesia católica, que sólo se dio antes en tres ocasiones con Celestino V, con Clemente I y con Gregorio XII.
A las 8 de la tarde del último día de febrero, todos los cargos del Vaticano excepto el Camarlengo, el Penitenciario y el Vicario de Roma quedarán vacantes a la espera de la nueva 'fumata bianca' en la que será elegido el Papa que canonice a los nuevos santos el 12 de mayo, acuda a las JMJ de Brasil y conduzca a la Iglesia en la travesía de este Año de la Fe.
Os recojo el texto íntegro del anuncio del Papa:
«Queridísimos hermanos,
Os he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres
causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de
gran importancia para la vida de la Iglesia.
Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi
conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no
tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy
consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe
ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en
no menor grado sufriendo y rezando.
Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas
transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida
de la fe, para gobernar la barca de San Pedro y anunciar el Evangelio,
es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor
que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de
reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue
encomendado.
Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este
acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo
de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los
Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero
de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro,
quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene
competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice.
Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por
todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de
mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos.
Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor,
Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que
asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo
Sumo Pontífice. Por lo que a mi respecta, también en el futuro, quisiera
servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada
a la plegaria.
Vaticano, 10 de febrero 2013.»
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