Mensaje de Facebook, un nuevo seguidor en Twitter, WhatsApp, correo electrónico… Como si del conejo de Alicia se tratara, la tentación de seguir la luz roja de un smartphone, que cada poco tiempo emite una nueva alerta, resulta casi irresistible. Algunos han llamado a este fenómeno “infobesidad”, y se refiere a la obsesión por mantenernos informados, conectados y, en general, por hacer varias cosas a la vez, mediante la tecnología.
¿Quién no tiene tiempo para ver un vídeo de 2 minutos? Pero el problema ya no es solo cuestión de tiempo, sino que nos estamos acostumbrando a seguir todos los estímulos que aparecen a nuestro alrededor, independientemente de la actividad que realicemos en ese momento.
Que estar hiperconectados merma la productividad es un eco que suena desde hace tiempo, pero, ¿hasta qué punto es real? Algunos sociólogos como Clifford Nass o Daniel Goleman, analizan las consecuencias que el fenómeno puede tener en el trabajo, en las relaciones humanas y en el cerebro de las personas.
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