El Papa habla de la santidad en la vida corriente: una mujer que cría a sus hijos, un hombre que trabaja para llevar el pan a su casa, los enfermos. El mundo occidental debe redescubrir este tipo de santidad. No es un camino para unos poco iniciados: es una invitación que el Señor dirige a todos.
Entrevista al Prelado del Opus Dei publicada en el periódico italiano ‘Corriere della Sera’ el 15 de diciembre de 2013.
¿Qué piensa el Opus Dei del Papa Francisco? ¿Cómo se ha acogido, en una de las más potentes y extendidas instituciones de la Iglesia católica, la elección de un jesuita y sus sorprendentes maniobras?
La acogimos con profunda alegría −responde sonriendo el prelado del Opus Dei, monseñor Javier Echevarría− y en mi oración pedí para el papa Francisco la intercesión de san Ignacio de Loyola, el fundador de la Compañía de Jesús, cuyos frutos apostólicos son un tesoro para la Iglesia. Fue un santo muy apreciado por el fundador del Opus Dei, que en uno de sus libros, Camino, se refiere a él seis veces, en ocasiones utilizando su nombre familiar: Íñigo.
Invirtamos la pregunta: ¿qué piensa el Papa del Opus Dei? A usted le ha recibido dos veces. Se dice que es devoto del fundador, san Josemaría, ¿es verdad?
El Santo Padre me transmitió su alegría y me dijo que bendecía el trabajo apostólico de la Prelatura, que conoce bien. Entre otras cosas, porque, cuando era arzobispo de Buenos Aires, mantuvo relación con varios fieles del Opus Dei. También conoce bien la figura de san Josemaría. Hace algunos años vino aquí a Roma a visitar su tumba y permaneció en oración durante 45 minutos. Es una demostración práctica de la intensidad y de la generosidad con que reza quien ahora es el sucesor de Pedro.
Desde el primer momento, el Papa Francisco ha demostrado ser un Pontífice “revolucionario”, con decisiones sorprendentes…
Y enseguida la gente ha reconocido en el Papa Francisco un sacerdote auténtico, que reza mucho y que sabe escuchar a quien se encuentra frente a él. Al mismo tiempo, es austero consigo mismo. Desea profundizar en aquella hermosa imagen de Benedicto XVI, que anhelaba una Iglesia cada vez más parecida a la casa de Nazaret. Para que esto sea realidad, no basta renunciar a los bienes materiales (algunos son necesarios para el trabajo y para la vida familiar y social), es necesario, como el Papa Francisco nos enseña, amar la pobreza por amor.
Y desde el inicio, efectivamente, el papa ha hablado de una Iglesia “pobre entre los pobres”, capaz de ir a las periferias, y él mismo ha elegido un estilo sobrio. ¿Cómo ve todo esto el Opus Dei que, justificada o injustificadamente, es considerado por muchos una organización que no se dirige a cristianos pobres?
En realidad, puede decirse que el Opus Dei nació precisamente en las periferias, en los años 30, en los barrios pobres de Madrid. Desde entonces, muchas personas en todo el mundo siguen comprometidas con ese tipo de labor, ayudando a pobres y enfermos, hombres, mujeres y niños en dificultad, desde Nueva Delhi hasta Manila, en Manchester y en Kinshasa. Permítame también aclarar que el Opus Dei no se dirige solo a los ricos: muchos fieles de la prelatura, en distintas partes de mundo, no consiguen llegar a fin de mes, y tienen que afrontar esta dificultad con heroísmo y con fe, sin hacer ruido.
Aún no ha transcurrido el primer año de su pontificado y el papa ya ha tomado decisiones importantes respecto a sus colaboradores, con la evidente intención de reformar la Curia, no sin encontrar resistencias. También está mostrando determinación en lo relativo a la transparencia financiera y a la reforma del IOR. ¿Cómo juzga esta estrategia?
No me compete a mí juzgar qué es prioritario, sino al Santo Padre. Por experiencia personal puedo decir que en los distintos dicasterios y, en general, en la Santa Sede, hay muchas personas que trabajan con gran generosidad. Pero, sin duda, la reforma es siempre necesaria: por más organizadas que puedan presentarse, las estructuras humanas nunca estarán a la altura de la misión de llevar el Evangelio a todo el mundo. Por eso, como bien dice el Papa, no cabe confundir a la Iglesia con una ONG: la Iglesia debe tener su fundamento en la fe en Cristo, como esposa fiel.
En la línea de Juan Pablo II y de Benedicto XVI, el Papa Francisco insiste en el tema de la Nueva Evangelización: ¿cómo responde el Opus Dei a esta llamada?
El Papa Francisco está ayudando a todo el mundo a dar prioridad a la cultura del ser, de la vida, en contraste con esa cultura del tener que a veces ahoga a las sociedades más desarrolladas económicamente. Y habla de la santidad en la vida corriente: una mujer que cría a sus hijos, un hombre que trabaja para llevar el pan a su casa, los enfermos. El mundo occidental debe redescubrir este tipo de santidad. No es un camino para unos poco iniciados: es una invitación que el Señor dirige a todos. En los países de tradición cristiana, el Opus Dei −a través de actividades de formación espiritual− ofrece un camino para redescubrir la fe en medio de las ocupaciones ordinarias. En esto consiste la nueva Evangelización: en reavivar en los cristianos, que a veces se consideran tales solo por su contexto cultural, la llama de una relación viva y personal con Dios.
El Papa Francisco ha hablado de la Iglesia como un “hospital de campaña” que se debe ocupar también de quienes han abortado o se han divorciado. En 2014 está previsto un sínodo sobre la familia, y el papa ha enviado un cuestionario en el que pide a los obispos su opinión sobre estos temas. ¿Cuál es la posición del Opus Dei?
El hombre contemporáneo experimenta profundos sufrimientos en la vida profesional, en las relaciones sociales e incluso en el entorno de la propia familia. Como cristianos, estamos llamados a actuar, a ver a los demás con la mirada de Cristo, llena de amor y de misericordia. Cuando un cristiano ayuda a un amigo, es como Cristo que mira sin repugnancia a quien tiene necesidad de ser curado. El sínodo sobre la familia nos estimulará a redescubrir la belleza del amor, de la fidelidad, del ambiente familiar, que se construye también con palabras y actitudes de servicio a favor de aquellos que han sufrido heridas precisamente en este aspecto de la vida.
En una entrevista al ‘Corriere’, la presidenta del Movimiento de los Focolares, Maria Voce, ha pedido que se dé más peso a las mujeres dentro de la Iglesia. ¿Está de acuerdo?
Ciertamente. Porque, como ha recordado el Santo Padre, la Iglesia es mujer: basta pensar en el papel de la Virgen. El tema de la mujer no es nuevo, y de hecho el desarrollo mismo de la Iglesia ha sido sostenido significativamente por las mujeres. Por lo demás, el Opus Dei siempre ha visto a la mujer en un lugar central de la vida de la Iglesia.
¿Qué piensa del papel y de las responsabilidades de las clases dirigentes en la crisis que desde hace años aqueja al mundo occidental, en especial a países como Italia?
Pienso que no podemos echar toda la culpa a las clases dirigentes sin interrogarnos antes sobre lo que cada uno personalmente hacemos cada día, independientemente de cuál sea nuestro lugar en la sociedad. No podemos responsabilizar únicamente a los otros, a una clase dirigente que elegimos y a la que siempre podemos condicionar. Por lo tanto, preguntémonos primero cómo vivimos, cómo trabajamos, cómo es nuestra relación con los demás, con nuestra familia. En la crisis se entra y de la crisis se sale, pero para lograrlo es necesario el compromiso de todos, de cada uno, no sólo de quien gobierna.
opusdei.es
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este Papa es un santo.
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