Un enorme templo cielo abierto se convirtió este domingo la Plaza de Colón. Miles de familias llegadas de todos los rincones de Españay una treintena de obispos españoles y europeos participaron en la Misa por la Familia Cristiana, presidida por el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela. [Las imágenes de la Misa de la Familia]
En un clima de fiesta y de oración, el cardenal Rouco Varela aprovechó su homilía para resaltar la belleza y bondades de la familia cristiana. Entre quienes le escuchaban había personas muy mayores, jóvenes discapacitados y familias con niños muy pequeños. "En esta dura y persistente crisis, por la que atraviesan todos los países europeos, la familia cristianamente constituida está demostrando, una vez más, en una dificilísima coyuntura histórica, su insuperable e insustituible valor para la solidaridad y la paz social“, afirmó el cardenal.
"No hay otro lugar de la experiencia y de la existencia humana -añadió- donde se puede encontrar quien pueda consolar, aliviar, ayudar eficazmente y alentar animosamente a los enfermos crónicos, a los terminales, a los que han perdido el puesto de trabajo, a los desocupados sin expectativas de empleo en tiempo previsible, a los jóvenes que han embarrancado sus vidas en el alcohol, en la droga, en el sexo salvaje… que no sea en el ambiente cercano, acogedor, tierno y comprensivo de la familia".
En medio de un entorno lleno de dificultades, el arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal insistió una y otra vez en dar ánimos, al asegurar "que no es imposible el modelo de la familia cristiana". "Antes, al contrario, se confirma definitivamente como la verdadera fórmula personal y social para el bien y la realización plena de la persona humana y para el futuro de la humanidad".
Como un padre cariñoso, el arzobispo de Madrid también puso"deberes" a las miles de familias presentes este domingo, Fiesta Litúrgica de la Sagrada Familia, en la Plaza de Colón, al señalar que "la familia es fuente de la primera y fundamental alegría". "Dar testimonio del Evangelio de la alegría con obras y palabras en nuestro tiempo es tarea y urgencia primordial de la familia cristiana. Sin su testimonio, sobre todo en esta hora crucial de la humanidad, la evangelización del mundo empalidecería y languidecería hasta su desaparición efectiva", dijo.
Como un antídoto ante todos los males, el cardenal también animó a todos los fieles a no dejarse llevar ante el "predominio social de la cultura de la tristeza", que plantea el Papa Francisco en su Exhortación Apostólica. Tras su homilía, el cardenal bendijo a 150 familias del Camino Neocatecumenal que serán enviadas en misión a distintos puntos del planeta.
"Han recibido mucho del Señor -el don de la fe y de la vida cristiana en sus familias- y quieren darlo y comunicarlo a todos. Son unos testigos excepcionales de lo que es y de lo que significa el amor cristiano y el de compartirlo en plenitud", concluyó el arzobispo de Madrid.
abc
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