El auge y (posible) caída de Justin Trudeau es un caso de “corrección política” en trayectoria de bumerán.
El primer ministro canadiense, que ha cuidado tanto su imagen pública y la política de gestos, podría quedarse en la cuneta en las elecciones del 21 de octubre por una foto de hace años.
Una foto que, además, arruina precisamente una de sus señas de identidad más cultivadas: el respeto a las minorías. Cualquiera que sea el desenlace, es un caso instructivo sobre los riesgos de la vida pública en tiempos de “corrección política”.
En la foto incriminada, Trudeau aparece en 2001 en una fiesta temática de “Noches árabes” en la escuela donde era profesor, disfrazado de Aladino y con el rostro maquillado de negro. Es un contexto lúdico e informal, y en la foto sale con cuatro mujeres sonrientes y divertidas.
Para la sensibilidad europea, solo es el ambiente propio de una fiesta de disfraces. Pero en EE.UU. y Canadá un blanco maquillado como un negro ( blackface) ha tenido durante casi un siglo una connotación de burla racista, o al menos así se ve con la mirada de hoy.
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Juan Ramón Domínguez Palacioshttp://lacrestadelaola2028.blogspot.com
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