Un libro del astrofísico Stephen Hawking siempre es noticia. Sobre el último, The Grand Design, coescrito con el físico estadounidense Leonard Mlodinow, se ha empezado a hablar antes de que esté en las librerías, y todo el mensaje promocional se ha centrado en una idea: Hawking excluye a Dios como creador del Universo.
El Bing Bang, la gran explosión inicial que dio origen al universo, sería “una consecuencia inevitable” de las leyes de la física, con lo cual el cosmos “se creó de la nada”.
Para algunos, que acogen con una reverencia cuasi religiosa lo que diga Hawking, el caso queda cerrado. Pero, a falta de ver si el nuevo libro aporta otros argumentos, conviene recordar que Hawking ya proponía la teoría de la “autocreación del universo” en su libro de 1988 Historia del tiempo.
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Permitidme que haga una breve reflexión, no como sacerdote, sino como físico electrónico.
La mayoría de los físicos, por lo que he observado a lo largo de los años, reconoce la existencia de Dios. Y la admiten como evidencia mediata. Reconocen la existencia del Artífice, Infinito y Eterno, como causa lógica del macrocosmos y el microcosmos que suscita un asombro científico constante. Aunque no tengan ninguna evidencia sensible de su Presencia.
Igualmente, desechan la teoría del puro azar como explicación del mundo animado e inanimado, porque el cálculo de probabilidades matemático del tiempo necesario para pensar en esa posibilidad desborda enormemente la edad del universo, que se conoce con relativa precisión.
Además, la honradez debe conducir al ciéntifico a no excluir a Dios como resultado de sus investigaciones. Sencillamente es acientífico hacerlo, es entrar en un campo que no nos corresponde. El ámbito en el que trabajamos los fisicos está limitado por la experiencia sensible. Es evidente que un Ser Infinito y Espiritual lo trasciende todo por completo. Cuando un físico hace afirmaciones como las expresadas por Hawking, está utilizando, aunque no lo reconozca, una ideología que tiene como postulado la imposibilidad de que Dios actúe en el Universo.
Os invito a sonreir con la anécdota de hoy en el blog de anécdotas.
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