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domingo, 19 de febrero de 2012

«La ley del aborto apuesta por una salud sexual sin argumentos»

Estrategia Nacional de Salud Sexual y Reproductiva 2011   La consideración del aborto como un supuesto “derecho” de la mujer -que da lugar a una prestación sanitaria más- es, desde cualquier punto de vista, el aspecto más grave de la Ley Orgánica 2/2010 de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo, cuya reforma ha sido anunciada por el nuevo Gobierno de la nación.

   Pero hay otra dimensión de la mencionada Ley que ha pasado prácticamente desapercibida para la opinión pública y que, sin embargo, tiene también importantes implicaciones: el capítulo educativo.
Sobre este tema, tantas veces obviado, la profesora María Lacalle, directora de la Cátedra Unesco de Bioética y Biojurídica, acaba de publicar en Diario Médico una interesante Tribuna con el título “La ley del aborto apuesta por una salud sexual sin argumentos”.

   La profesora Lacalle recuerda, en primer lugar, que el capítulo educativo de la Ley del Aborto incluye dos aspectos distintos. El primero es el relativo a la formación de los profesionales de la salud, que, tal y como especifica el texto legal, “se abordará con perspectiva de género” e incluye la exigencia de la práctica clínica del aborto voluntario en las carreras relacionadas con la Medicina y en los programas de formación continuada a lo largo del desempeño de la carrera profesional. Se institucionaliza, en definitiva, una auténtica “institucionalización del llamado mobbing moral a los médicos“.

   El segundo aspecto, destaca la profesora Lacalle, se refiere a “las medidas educativas que, desde una perspectiva sanitaria, se imponen bajo el título de Estrategia de Salud Sexual y Reproductiva para ser aplicadas en el ámbito escolar“. Unas medidas que, dejando aparte el “derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos” (Declaración Universal de Derechos Humanos de Naciones Unidas), plantean además serios interrogantes sobre la eficacia demostrable de semejantes diseños educativos en los países donde han sido implantados. Estos interrogantes explicarían, por ejemplo, “que el Institute for Clinical Systems Improvements (ICSI), un organismo de medicina basada en la evidencia que engloba recomendaciones de buena práctica clínica procedentes de 55 organizaciones sanitarias de Estados Unidos, adjudique sólo el nivel III (evidencia incompleta) a los conocimientos actuales sobre la eficacia de las intervenciones de prevención sobre salud sexual en adolescentes, lo que cuestiona su implantación indiscriminada“.

   La autora llama también la atención sobre “la ausencia de resultados obtenidos en los últimos años con la denominada píldora del día después (PDD)“.  De acuerdo con los datos procedentes del propio Ministerio de Sanidad español, “la cifra de abortos en estos años ha mantenido su evolución progresiva al alza sin apenas inflexiones desde la introducción de este nuevo recurso de anticoncepción de emergencia”.  

   “Por todo ello  -concluye la profesora Lacalle-, quizás haya que cambiar ideas preconcebidas sobre la ineludible necesidad de introducir la educación sexual en el ámbito escolar de menores y adolescentes. La eficacia de estas intervenciones dista aún mucho de estar clarificada. De hecho, persiste también la controversia sobre si intervenciones precoces o con enfoques de sexualidad sin compromisos pueden ser maleficentes, dando lugar a una mayor precocidad sexual y un mayor número de intercambios sexuales, ocasionando colateralmente embarazos imprevistos y abortos quirúrgicos. A este respecto, comienzan a denominarse estrategias de efecto boomerang aquellas actuaciones de carácter preventivo que se vuelven contra quien las ha impulsado causando el efecto contrario al deseado. Toda una llamada de atención a la responsabilidad de nuestras autoridades sanitarias“.

PROFESIONALES POR LA ÉTICA
A continuación se transcribe el contenido íntegro de la referida Tribuna.

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