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sábado, 23 de marzo de 2013

Vuelve a fracasar el intento de avalar el aborto

   Al igual que el año pasado, la 57ª reunión de la Comisión para el Estatus de la mujer (CSW) –celebrada entre el 4 y el 15 de marzo– ha finalizado sin que los países participantes hayan llegado a un acuerdo.
En un editorial del New York Times, se acusaba al Vaticano, a Irán y a Rusia, de haber puesto trabas a la declaración sobre los llamados “derechos reproductivos” de la mujer (incluyendo el aborto) que la ONU lleva tiempo fraguando y para la que no consigue el respaldo pretendido.

A pesar de que el NYT haya querido vender la posición antiabortista como una cruzada de unos pocos países ultramontanos, lo cierto es que las fuerzas estaban mucho más igualadas. En un bando, el que reivindicaba el aborto como un derecho humano, estaba Estados Unidos y la mayor parte de los países europeos participantes en la Comisión, con Noruega especialmente activa. En el otro, además de la Santa Sede, Rusia e Irán (que se oponían por motivos distintos), había también países europeos, pero sobre todo latinoamericanos, africanos, asiáticos y de Oriente Medio.


Más que bloqueo, obsesión Desde el otro bando ideológico, la perspectiva es diferente: los países que se han opuesto al “derecho reproductivo” del aborto lo han hecho, en su mayoría, porque no consideran que esa sea la mejor forma de proteger a la mujer frente a la violencia, sino más bien al contrario. En cuanto a quién tiene la culpa de que las negociaciones no hayan llegado a buen puerto, el grupo de países pro-vida critica la obsesión de ciertas instancias (Estados Unidos, Noruega y varios organismos de la propia ONU) de incluir en las declaraciones un lenguaje ambiguo que abra el camino para un aborto a la carta: referencias a los “derechos reproductivos”, “máximos estándares de salud sexual”, “control de la propia sexualidad”, o la inclusión del aborto como una forma de “violencia contra la mujer”.

Un ejemplo de este tipo de lenguaje, a la vez ambiguo y coercitivo, es el mensaje escrito por la delegación de Estados Unidos en la CSW para el Día Internacional de la Mujer: “como personas no somos libres si permitimos que las mujeres y chicas tengan que luchar por sus vidas al encontrar sus derechos reproductivos bloqueados”. Pero la idea de que no permitir el aborto libre llevará a las mujeres a tener que “luchar por sus vidas” es claramente engañosa. Lo que puede provocar ese tipo de situaciones es sobre todo un sistema de salud deficiente. Y al contrario: Irlanda ha demostrado que es compatible una mortalidad materna muy baja y una política restrictiva sobre el aborto. También sorprende que la declaración de Estados Unidos no incluya, siquiera como contrapeso, una referencia a la vida del niño.
La llamada “demanda no satisfecha” de contracepción no se corresponden con la definición de “demanda” que utilizaría cualquier economista

Precisamente esto fue lo que le criticaron más de 20 organizaciones pro-vida, que firmaron una petición conjunta dirigida a la delegación estadounidense. En esa carta denunciaban además que Estados Unidos, junto con otros países y organismos, estaba tratando de eliminar referencias al “derecho inherente a la vida de toda persona” de acuerdos internacionales previos firmados en la ONU.

Fernando Rodríguez Borlado
Aceprensa

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